La exposición contiene objetos personales del arqueólogo
Pinturas, libros antiguos, planos y documentos conforman la muestra
Domingo 5 de abril de 2015, p. 2
El centenario del hallazgo del Templo Mayor de Tenochtitlán es el eje de la exposición que recuerda el descubrimiento del arqueólogo Manuel Gamio, en mayo de 1914, y estará abierta al público en estos días de asueto en el recinto del Centro Histórico.
La muestra 100 años del Templo Mayor: historia de un descubrimiento, montada en el vestíbulo del museo de sitio, recrea la época en que Manuel Gamio encontró los primeros vestigios de la poderosa cultura que se asentó en el valle de México y que fue avasallada por las huestes de Hernán Cortés en 1521.
En la exposición hay planos, piezas arqueológicas, documentos, pinturas, libros antiguos y objetos personales del también destacado antropólogo, además de una proyección en la que Ángeles González Gamio y Eduardo Matos Moctezuma detallan aspectos sobre el antiguo centro ceremonial y reconstruyen la época en la que se realizó el hallazgo.
La cabeza labrada en piedra diorita de la diosa Coyolxauhqui –que según los especialistas estuvo montada en el adoratorio dedicado a Huitzilopochtli– recibe a los visitantes, quienes observan a lo largo del recorrido varios planos de ese lugar y estatigráficos, además de pinturas de los expertos, quienes antes de Gamio hicieron intentos por ubicar el sitio exacto donde estuvo el centro ceremonial.
Se incluyen planos del siglo XVI del Archivo General de Indias (Sevilla, España) que representan la Plaza Central de la ciudad de México y el área que ocupaba el Templo Mayor.
También algunas piezas arqueológicas halladas por Gamio, así como un fragmento de banqueta policroma con guerreros en procesión en relieve, estudiada por el experto alemán Hermann Beyer, quien la llamó La procesión de los señores, ya que resultó uno de los hallazgos más importantes.
De Manuel Gamio se encuentran objetos personales –prestados por su nieta, la cronista Ángeles González Gamio–, así como documentos de la época en que estudió en el Palacio de Minería, porque primero quería ser ingeniero de minas, pero después se interesó en la arqueología y se fue dos años a la Universidad Columbia, en Nueva York. A su regreso se le nombró inspector de Monumentos y fue cuando tuvo lugar el descubrimiento del Templo Mayor.
Primeros vestigios
En la época del hallazgo se menciona que en 1914, con motivo de la demolición de una casa que ocupaba el predio en la esquina de las calles de Santa Teresa (hoy Guatemala) y Seminario (que ya no existe como tal), en el costado oriente de la Catedral Metropolitana, emergieron vestigios prehispánicos que parecían corresponder a una edificación importante, por el lugar donde estaban.
Con los elementos que aparecieron, como una cabeza de serpiente que se encontraba en la parte baja del basamento del edificio y un muro decorado con cráneos de piedra, y otros objetos, Gamio afirmó que eran restos de los templos dedicados a Tláloc y Huitzilopochtli.
En algunos documentos expuestos corroboran que el hallazgo ocurrió entre el 6 y el 16 de mayo de 1914, cuando Gamio identificó los primeros vestigios del principal templo del recinto sagrado tenochca.
El Museo del Templo Mayor se ubica en Seminario #8, Centro Histórico, Metro Zócalo. Horarios: de martes a domingo de 9 a 17 horas. Costo de entrada al museo: 64 pesos. Menores de 13 años, estudiantes, maestros, personas de la tercera edad, pensionados y jubilados ingresan de forma gratuita y los domingos la entrada es libre.