Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de abril de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ostentoso viaje a Gran Bretaña
P

or siglos Inglaterra presumió su dominio sobre los mares. Bien con fines comerciales (incluyendo el de esclavos), para sus intercambios con sus colonias o por cuestiones bélicas. De sus escuelas navales y de ingeniería han salido cuadros muy preparados en los aspectos más importantes relacionados con la navegación. Sigue siendo una potencia mercantil y su armada goza de prestigio, pero sin las glorias de siglos pasados. Otros son los objetivos que ahora se imponen respecto del mar y los ríos. Uno de ellos es la generación de energía.

Un primer paso en esa dirección es el magno proyecto London Array, que aprovecha los fuertes vientos que se generan en la desembocadura del Támesis, río emblema de Londres. Y que si todo resulta como está planeado, proporcionará el fluido eléctrico que demanda uno de cada cuatro hogares de la ciudad. Superará así a la central eólica Thamet, en su momento considerada la más grande del mundo. Construida hace seis años, la London Array la supera en tamaño y potencia: tres veces más grande y capaz de producir mil megavatios. Esto confirma a Inglaterra en la lista de los 10 grandes generadores de energía eólica, al lado de Alemania y China.

No tiene el mismo éxito Inglaterra con sus parques eólicos tierra adentro. En los lugares donde se han planteado estos proyectos enfrentan innumerables obstáculos debido al rechazo de la población local. Tanto por la defensa que hacen de su paisaje como por los peligros que representan para la avifauna. Esa oposición cuenta con el respaldo de la propia corona, en la persona del príncipe Carlos, que no desperdicia ocasión para proclamar su apoyo a las causas ambientales. En el caso de la London Array, que ocupa una extensión superior a los 200 kilómetros cuadrados y se ubica a 20 kilómetros de la costa, sus diseñadores tomaron muy en cuenta los intereses de los pescadores de la zona y los asuntos relacionados con la fauna marina y las aves, en especial las que migran de África en cierta época del año.

Aunque el viento no cobra porque lo utilicemos en diversas actividades humanas, aprovecharlo en proyectos de la magnitud referida sí tiene sus costos financieros. Lograr que London Array funcione a toda capacidad conlleva una inversión de casi 5 mil millones de dólares, aportados por varias trasnacionales europeas y el gobierno británico. Además de dinero, en el éxito de este proyecto eólico influye destacadamente la más novedosa ingeniería, en especial la de tipo hidráulico. Si ayer Inglaterra sobresalió por el diseño de sus barcos de todo tipo, ahora destaca por las innovaciones tecnológicas que aseguren todo el sistema de generación de energía.

Otro proyecto pionero corre a cargo de la compañía Tidal Lagoon Power. Es el más grande y ambicioso para aprovechar la energía de las mareas. Descansa en la creación de seis lagunas artificiales y la construcción de diques con turbinas que, a toda su capacidad de funcionamiento, podrán generar hasta 8 por ciento de la energía del Reino Unido. Contempla también la construcción de un muelle multiuso de más de dos kilómetros de largo, donde irían incorporadas las turbinas, las cuales se activarían con las crecidas y las retiradas de las mareas. El lugar escogido para el proyecto es la bahía de Swansea, en Gales. Su costo asciende a unos mil 300 millones de dólares y dará la electricidad que demandan 155 mil hogares. Existen también otros cinco similares para instalar en otras partes.

El gobierno inglés apoya el proyecto en la bahía de Swansea. Aunque la inversión es elevada y requiere el respaldo financiero oficial, producirá energía a muy bajo precio y cero emisiones contaminantes. Y además, la tecnología es de punta. En la visita que Peña Nieto y su familia hicieron al Reino Unido, el Presidente invitó a las trasnacionales petroleras (de mala fama por sus prácticas nada amigables con el medio ambiente) a hacer negocios en el nuevo sector energético mexicano. Más importante y provechoso para el país hubiera sido conocer los novedosos proyectos que aprovechan el viento y las mareas y que no contaminan. E interesarlos en proyectos conjuntos con los milllonarios que lo acompañaron en ese ostentoso viaje.