El proyecto es ponerlos en la órbita del planeta rojo en 2033, informó la agencia
Expertos idean técnica para analizar los tipos de nubes más allá del sistema solar
Martes 7 de abril de 2015, p. 3
Washington.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos informó este lunes que podría enviar astronautas a la órbita de Marte en 2033 y hacer que pisaran la superficie del planeta en 2039.
Concretamente, los expertos destacaron la misión orbital de 2033 como el primer paso crucial hacia el plan final, y lo compararon con la misión de la NASA Apolo 8, que llevó a los astronautas en órbita alrededor de la Luna antes de que arribaran en la superficie del satélite.
En esta ocasión, el destino elegido sería Fobos –el satélite narural marciano– y la misión duraría aproximadamente 30 meses, con nueve de viaje en cada sentido y 12 en órbita.
La NASA apuntó que gracias a ese proyecto, los tripulantes podrán estudiar Fobos y Deimos, el otro satélite del planeta rojo, y los expertos incluso se han aventurado a seleccionar la nave en la que se podría llevar a cabo: Orión.
Sobre los obstáculos potenciales de la misión, los científicos afirmaron que los más grandes serían los políticos, y no los tecnológicos.
En ese sentido, el profesor Scott Hubbard, del Departamento de Aeronáutica y Astronáutica de la estadunidense Universidad de Stanford, dijo que la empresa supondrá un montón de ingenieros y científicos para llevarla a cabo, pero la oportunidad real pasa por una decisión política.
Por otro lado, expertos estadunidenses idearon una técnica que analiza los datos del observatorio espacial Kepler de la NASA para determinar los tipos de nubes más allá del sistema solar, publicó la revista Noticias de la Ciencia y la Tecnología.
La nave Kepler, diseñada para buscar planetas parecidos a la Tierra, apunta hacia una región fija del espacio, a fin de que vigile constantemente el brillo de 145 mil estrellas, explica.
El equipo de la profesora Kerri Cahoy, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, pretende visualizar las formaciones nubosas que existen en planetas que orbitan a otras estrellas.
Un exoplaneta cruzando frente a una de esas estrellas causa una reducción temporal de su brillo, permitiendo que detectemos su presencia
, explicó la autora principal de la investigación.
Los expertos mostraron anteriormente que al estudiar las variaciones en la cantidad de luz procedente de estos sistemas estelares es posible detectar la presencia de nubes en la atmósfera planetaria, pues las partículas dentro de ellas dispersan diferentes longitudes de onda de la luz, añadió el estudio.
El equipo de Cahoy usó el método para determinar las propiedades de las nubes del exoplaneta Kepler-7b, de los conocido como Júpiteres calientes, dado que se trata de un gigante gaseoso como Júpiter y las temperaturas en su atmósfera sobrepasan los mil 400 grados centígrados.
La técnica se ha empleado para la detección de nubes en esos Júpiteres calientes, porque las señales analizables que emiten son más potentes, pero la misma metodología podría aplicarse a planetas más pequeños, similares en tamaño y en otros aspectos a la Tierra, a fin de poder determinar si son habitables o no.
La cobertura y composición nubosa impactan notablemente en el clima y la habitabilidad de los cuerpos celestes, dijo la profesora.