La Séptima Cumbre de las Américas resultó histórica, por la inclusión de Cuba por vez primera en sus trabajos, y porque acreditó que esta región tiene en el diálogo la mejor herramienta para construir el entendimiento y resolver sus diferencias, aseguró el presidente Enrique Peña Nieto.

En un mensaje dirigido a su llegada a la ciudad de México la noche del sábado, el mandatario destacó el tema de la integración cubana a estos espacios de diálogo continental, propiciado a partir de la decisión de los gobiernos de Washington y La Habana por restablecer los vínculos diplomáticos interrumpidos hace más de medio siglo.

Asimismo, puso en un plano trascendente las conversaciones entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para poner fin al conflicto armado, y expresó la voluntad mexicana por contribuir hacia ese objetivo, en todo cuanto se le solicite.

Para Peña Nieto, la decisión de Cuba y Estados Unidos por restablecer relaciones es un propósito que se vio fortalecido en la Cumbre panameña.

Además, se refirió a los temas abordados durante las plenarias y los encuentros informales entre los mandatarios, como la intención de hacer más participativas a las sociedades para dar respuesta a sus demandas e impulsar el propósito compartido de generar bienestar con equidad e inclusión social.

En esta cumbre se acreditó que somos una región que trabaja por propósitos compartidos y donde si bien cada país tiene su definición política y forma de gobierno, en esta diversidad atendemos temas que nos son comunes a todas las sociedades. Insistió: la mejor herramienta para construir el entendimiento en la región y superar diferencias, es el diálogo.

El resumen de su participación en el encuentro –donde no aceptó preguntas– fue continuación de su mensaje en la plenaria matutina en el Centro de Convenciones de Atlapa, donde estableció que la apertura al diálogo está cargada de futuro y posibilidades, y así se lo han recordado al mundo los líderes de Cuba y Estados Unidos.

Además, había hecho manifiesto su respaldo al proceso de paz en Colombia del cual deseó se concrete muy pronto, cuanto antes, mejor.

En ambos casos emblemáticos en la geopolítica del hemisferio, el gobierno mexicano apoya, reconoce y se asume como aliado de los esfuerzos de diálogo y entendimiento, y pidió esfuerzos a la comunidad internacional para facilitar acuerdos.

El presidente Peña habló luego de la intervención de los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos; de Ecuador, Rafael Correa, y de Brasil, Dilma Rousseff, y precedió al estadunidense Barack Obama.

Ubicó la desigualdad como el mayor reto actual de la región de América, pues si bien ese fenómeno tiene raíces ancestrales, dijo, también se ha agravado a partir de procesos y tecnologías que concentran la riqueza cuando no están acompañadas de políticas públicas adecuadas.

La exclusión nunca es una solución; el verdadero desarrollo debe incluir a todos, puntualizó. Para ser duradero, el crecimiento económico se impone como incluyente y alcanzar a todas las regiones y grupos de la sociedad, especialmente los más vulnerables.

Indicó que ese fue el sentido para impulsar las reformas estructurales en México, porque incrementan y promueven la productividad, lo mismo en las ciudades que en el campo y son cambios en favor de la inclusión para que todos prosperen y nadie se quede atrás. Un modelo de libre mercado, dijo Peña Nieto, con amplio sentido social.

Como la ratificaría por la noche ya en la ciudad de México, el Presidente pidió mantener el impulso al diálogo político como modelo e instrumento del entendimiento. Hagamos del impulso a la prosperidad y bienestar de nuestras sociedades, un objetivo compartido.

En el transcurso del día el mandatario tuvo reuniones bilaterales con el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, y con el director general de la Organización Internacional del Trabajo Guy Ryder.