El tema que captó la atención fue la relación Cuba-EU
Lamenta AI que continúen desigualdad y violaciones a derechos humanos
Lunes 13 de abril de 2015, p. 15
Más allá del espléndido
discurso del presidente de Cuba, Raúl Castro, y de la respuesta mesurada
del presidente Barack Obama, en la Cumbre de las Américas que se celebró en Panamá debe destacarse que América Latina hizo oír su voz, como se necesitaba desde tiempo atrás
, afirmó el ex embajador Hermilo López-Bassols.
“La Cumbre de las Américas fue un hecho histórico, que sólo rivalizaría con la Cumbre Iberoamericana de 1991 y aquellas palabras del comandante Fidel Castro: ‘Hemos sido convocados por nosotros mismos y no por el imperio’; ahora es una figura diferente. Se reúnen 35 jefes de Estado donde Simón Bolívar convocó al Congreso de Panamá, e indudablemente el tema que absorbió la atención fue la relación Cuba-Estados Unidos”, convino el diplomático.
López-Bassols consideró además que las diversas muestras de reconocimiento de los mandatarios de América Latina hacia el presidente cubano Raúl Castro revelan un mensaje para Estados Unidos, de que la región ya puede hablar con una unidad de pensamiento, en cierta forma
.
A su vez, Carolina Jiménez, directora adjunta de Investigación para México, el Caribe y Centroamérica de Amnistía Internacional (AI), consideró que lo más destacable de esta Cumbre de las Américas es que los mandatarios reconocieron que sin derechos humanos no hay equidad. Lamentamos que en la región continúen perpetuándose las desigualdades y que éstas vengan acompañadas de violaciones a los derechos humanos de aquellas comunidades menos favorecidas
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Comentó casos como el aumento de asesinatos y desapariciones en las comunidades pobres de Buenaventura, en Colombia; los jóvenes brasileños asesinados, de los cuales 70 por ciento son afrodescendientes, lo cual indica que hay un claro patrón racial
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Siguen hablando sin actuar
Aseveró que las muchas organizaciones civiles saludan que los líderes “hayan señalado cómo ven la equidad y la prosperidad del continente, pero nos preocupa que sigan hablando sin actuar, es decir, creemos que ha habido muchas cumbres y reuniones regionales en las que se emiten declaraciones y se llega a acuerdos importantes, que no necesariamente se ven reflejados en políticas que se traduzcan en un beneficio social.
No es suficiente comprometerse a luchar contra la tortura, cuando un país como México tiene apenas siete condenas a escala federal desde 1991, a pesar de que hay más de 7 mil quejas.