emoria de esas noches de El Camarón de la Isla
Cante jondo. Viejo teatro de Granada ¡Que cante; Voz que lleva aire! Seguido a las cuevas y la Alahambra” madrugadora. Rumor antiguo y sonar de agua de fuentes, alegrías, jaleos y bulerías, a contrapunto de malagueñas y seguidillas. Sensación de siete cuchillos en el vientre que no conocían ni frenos ni límites. Un solo goce; delirios animales, palomos cachondeando arrullos; ruiseñores en eróticos vuelos; gallos en gallardas altanerías de quiquiriquís; lustrosos lenguajes de pavo simple, arranque de negro toro, toro negro, terciopelo, rematado en exhibición de opulenta cola de pavo real; sacrificio culpígeno, para la expiación de una culpa antigua, pasión que cegaba y enloquecía.
Brutalidad que traidoramente acechaba, ayes y jipios que rasgaba entrañas; ausencia y dolor. Abandonos, lamentos, deseos vapor de representaciones a punto de hervir. Ronco hervidero del fondo subía y pugnaba por salir, volvía a caer. Más representaciones estallaban comprimidas y quebraban la cárcel que aprisionaba. Espacio de nadie, inasible y enloquecedor, habitación siniestra, confrontada con deseo insatisfecho.
Remembranza alrededor de lo que fuera y quien fuera, hasta converger una área protegida de toda interferencia de ambivalencias; fuerzas encontradas. Deseo angustiante de fusión, con quien sea y donde sea. Recuerdos, experiencias, vivencias, historias, que unan espacios en que se reconstruya y articule el deseo, no por insatisfacible, menos buscado.
Huella ineliminable, que resurge perennemente atormentada. Dilema mezcla de dos vidas corrientes, principio del caos exaltado, aterrorizante, que separa, divide, descompone y envía a un espacio de amor ilusorio que esconde la crueldad, violencia e ingenuamente queremos eliminar una y otra vez.
Vivencias de aquellas noches, al salir del teatro, en las cuevas y madrugada en La Alahambra
, en que se escapaba el ser y trataba de aferrarlo, apretarlo con jipíos, jaleos, antes de desvanecer. Esperar juego de vida que es aparecer, desaparición en que algo falta, infinita e indefinida trama de deseos, necesidad de la primera. Extranjero, sólo tú procuras ese placer que nadie sabe dar. Necesidad de algo más, sin saber qué es más
.
Nostalgia pesada carga de relaciones estables, a partir de lo inalcanzable, atrapar el cante; rumor de voz que se va sin encontrar. Lamento e intento de vocalización indispensabilidad de ella, que no es y sí es. Revelación, que aparece, desaparece: El Camarón de la Isla
fenómeno del cante que se fue detrás de algo
.
Camarón; maestro de negación
de la realidad que nos ahoga. Se acabó el carnaval y venga la depresión.