Fabricantes denuncian coyotaje y preferencia por las fibras internacionales
El gremio espera respuesta del llamado a la Sagarpa para que estimule el consumo nacional
Lunes 4 de mayo de 2015, p. 18
Los altibajos en el precio internacional del algodón; una deficiente comercialización del producto; la mafia del coyotaje, que se queda con parte de las utilidades o aumenta las pérdidas, así como la escasa disponibilidad de agua y su encarecimiento, mantienen a los pequeños y medianos productores en una situación difícil. La superficie sembrada se ha disminuido y hay cierres de plantas de procesamiento y trata de esta fibra.
La situación se agrava con el contrabando de telas, principalmente de China y Estados Unidos, así como la importación arbitraria
de la fibra por una industria textil que se resiste a comprar en México la materia prima que necesita.
Actividad generadora de empleos
Muy lejos, perdida en la memoria colectiva, está aquella época de mediados del siglo pasado –que prevaleció hasta la década de los 80–, cuando el país fue uno de los principales productores y exportadores del oro blanco
, llamado así por su color, elevado precio y por ser multiplicador de empleos.
Para mediados de los años 90, la producción algodonera en México prácticamente desapareció debido al ataque de plagas, circunstancia que se conjugó con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en 1994, que ha hecho aún más difícil una plena recuperación.
En la década de los 60 se consumieron en promedio 650 mil pacas (entre 210 y 240 kilogramos) de algodón y se produjeron 2 millones de estas unidades.
Hoy México es deficitario, pues se elaboran casi 900 mil pacas, pero la industria textil requiere cuando menos dos millones anuales.
Para Jesús Segura Flores, presidente de la Unión Nacional de Productores de Algodón, la situación es cada vez más compleja de afrontar. Señala que son muchos los factores de esta crisis y que es indispensable la participación, compromiso y ayuda del gobierno federal, que hasta ahora –reconoce– los ha escuchado, pero faltan acciones contundentes.
Así, citó como principales problemas la volatilidad
del precio internacional de la fibra: la caída, en unas semanas, de 82 a 62 centavos de dólar por libra (460 gramos), monto que está por debajo del costo de producción, que es de 80 centavos, sin ningún signo de recuperación a la vista; una mala comercialización del producto, y el coyotaje, que como verdadera mafia
se pone de acuerdo para bajar más el precio de compra del algodón, en perjuicio de los productores. En 2011 y 2012 el precio rebasó 2 dólares por libra.
En la región de La Laguna los fabricantes todavía tienen almacenada casi 40 por ciento de la producción de 2014 porque se niegan a vender al precio fijado por los coyotes –hasta 3 y 4 centavos por debajo del importe internacional– o por la imposibilidad de colocarla en el mercado, pues la industria textil prefiere las importaciones.
Aunque la importación ha reducido de 95 por ciento, en 2000, a 70 por ciento, en 2014, la cifra sigue siendo muy elevada, más aún cuando hay producción nacional.
El dirigente algodonero ha solicitado de manera reiterada la mediación de la Secretaría de la Agricultura (Sagarpa) a fin de lograr que la industria textil consuma principalmente la producción nacional de algodón y luego importe el faltante. La propuesta se ha presentado sin éxito.
Pero además, esta industria pretende comprar a crédito, condición que solamente pueden aceptar los productores estadunidenses porque su gobierno les da suficientes subsidios, por lo que los productores nacionales compiten en desventaja, denuncia Jesús Segura.
Respecto del llamado precio objetivo del algodón, fijado por la Secretaría de Agricultura en 2 mil 460 pesos por tonelada, dijo que es insuficiente, pues sería necesario elevarlo a 2 mil 800, cuando menos, a fin de hacer rentable la producción de la fibra.