El director de El sexto sentido llegará el próximo mes a la pantalla chica con Wayward Pines
Lo mío son los relatos impulsados por los personajes, enfocados en personas ordinarias que se enfrentan a lo desconocido
, comenta
Hay una forma de hablar de espiritualidad sin ser religiosa
Miércoles 6 de mayo de 2015, p. 8
M Night Shyamalan se siente incomprendido. Con El sexto sentido fue ensalzado como maestro del final sorpresivo, pero de entonces a la fecha ha pasado de ser considerado heredero de Steven Spielberg a cartucho quemado que recurre a esos giros argumentales antes tan celebrados para seguir atrayendo a sus frustrados fanáticos.
Es una acusación que lo perturba. Creo que sí existe un rasgo común en mi trabajo, pero no el que dicen
, sostiene. Todos hablan de los vuelcos, pero yo diría que lo mío son los relatos impulsados por los personajes, enfocados en personas ordinarias que se enfrentan a lo desconocido. Me gustan los géneros B tratados como géneros A, y a menudo hay una forma de hablar de la espiritualidad que no es religiosa
.
Ah, sí, la espiritualidad. Si algo molesta a los detractores de Shyamalan es la tendencia del cineasta de 44 años a envolver sus historias con una especie de misticismo new age, una insinuación de que hay ayuda disponible desde lo alto si uno está dispuesto a escuchar...
La espiritualidad incomoda
Shyamalan ríe. Creo que la gente se incomoda con la espiritualidad, lo percibo. Pero también siento que si tal vez no deberíamos intentar responder la pregunta, al menos deberíamos hacerla.
Nos reunimos en un hotel de Londres para hablar de su acción más reciente, que es cambiar a la televisión con Wayward Pines, serie en 10 episodios que comienza en Fox UK el mes próximo. Se supone que es una especie de cruce entre Twin Peaks y The Prisoner, adaptada de una novela de Blake Crouch. Está rodeada de secreto, aunque el primer episodio, dirigido por Shyamalan, es una hora intensa e intrigante en la que el agente Matt Dillon de la FBI estrella su auto en el pequeño poblado de Wayward Pines, donde nada es lo que parece.
“La similitud con Twin Peaks es intencional, pero en realidad sólo existe en el piloto y un poco en el segundo episodio”, comenta Shyamalan. Lo maravilloso de las películas de David Lynch es que ve el mundo en ese estilo un poco de pesadilla, pero en nuestro programa todos actúan como si estuvieran en una película de David Lynch por una razón. Así es la trama.
Todo esto suena sospechosamente como otro vuelco, pero éste, me asegura, se resolverá pronto. En definitiva aprendimos de todos los que nos precedieron y por eso en el episodio cinco descubro el vuelco
, dice. Los engañaré por un rato, pero luego les diré. En realidad creo que el programa mejora una vez que todos saben lo que pasa.
Ya llevaba un tiempo considerando pasarse a la televisión, pero Wayward Pines resultó apropiada porque tiendo a preferir las historias donde alguien está atrapado; la mayoría de las historias en mi mente se vuelven muy claustrofóbicas
, y esperaba que trabajar en ese medio extendería la visión y cambiaría las expectativas de la gente
.
Hablar con Shyamalan es una experiencia fascinante. Entrevistas anteriores lo pintan como arrogante, y hay parcelas enteras en Internet dedicadas a su aparente caída de gracia, desde piezas tituladas Por qué todos odian a M Night Shyamalan
hasta artículos que detallan cómo el público abuchea cuando su nombre aparece vinculado a un filme.
Sin embargo, es sumamente difícil reconcicliar esa imagen con el hombre agradable y jovial que tengo enfrente. Nacido como Manoj Nelliyattu Shyamalan en Pondicherry, India, se crió en Filadelfia, hijo de un cardiólogo y una obstetra, quienes creían que los seguiría en la profesión médica. En cambio estudió cine en la famosa Escuela Tisch de las Artes de la Universidad de Nueva York. Sin embargo, aunque el éxito llegó con relativa facilidad –tenía 29 años cuando se estrenó El sexto sentido, su tercera cinta–, queda la sensación de que sigue siendo un forastero en Hollywood, que aún radica en Filadelfia y labra de manera desafiante su propio camino.
He tenido un año de veras divertido
, comenta. “Además de esto he hecho una pequeña película, The Visit, que es muy atrevida. No sé cuántas personas la verán porque es muy pequeña y específica y tal vez no guste, pero es 100 por ciento una película original mía. No ofrece disculpas por lo que es.”
Contagia entusiasmo
Las posibilidades ofrecidas por la televisión lo atraen sin duda. La televisión en este momento ofrece más libertad creativa
, afirma. “Mi programa favorito es Los Sopranos. El cine jamás habría dejado a [David Chase] hacer ese final. Habría tenido repercursiones. Hubieran dejado de promoverlo y hubieran dicho ‘mm, lo probamos y no funciona muy bien, la mitad del público lo detesta’, cosas así. Pero en la tv todo el mundo lo vio. Tal vez lo odiaron, pero todos lo vieron y tocó a Chase decidir el final. Tuvo esa libertad.”
Los críticos llaman elusivo a Shyamalan, pero en persona lo que trasluce es su entusiasmo. No se trata de un autor alejado del común de los mortales que cree que sus filmes salvarán al mundo, sino de un tipo con un entusiasmo contagioso por el cine. Es el chico indio que creció como un extraño en Filadeldia obsesionado por las películas de Spielberg y George Lucas, y que quiere que el público salga de ver sus filmes con la misma sensación de asombro que alguna vez él sintió al mirar en pantalla La guerra de las galaxias.
“Ayer estaba en una tienda muy kitsch de Londres, con toda esa parafernalia –ya sabe, botones de Los Expedientes X y playeras de Perros de reserva– y pensé, tal vez un día dentro de 20 años alguien entrará y habrá una camiseta que diga ‘Bienvenido a Wayward Pines’. ¿No sería grandioso?”
Wayward Pines saldrá al aire en Fox UK el 14 de mayo.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya