En el contexto del Día Mundial del Asma, Francisco Cuevas Schacht, jefe de neumología y cirugía de tórax del Instituto Nacional de Pediatría (INP), aseguró que cuanto más rápido sea diagnosticado y tratado el padecimiento, mayores probabilidades tendrá el paciente de llevar una vida normal.

Apuntó también que es importante que los padres de familia estén pendientes de la salud respiratoria de sus hijos y deben acudir con un especialista en cuanto detecten algún síntoma, como dificultad respiratoria o sibilancias.

En México, alrededor de 8 por ciento de la población padece asma, de la cual 40 por ciento es menor de 15 años. Se sabe, además, que más de 80 por ciento de las muertes por asma ocurre en países de ingresos bajos y medio-bajos.

Aseguró que la morbimortalidad de esta enfermedad ha ido en descenso en el país durante poco más de una década. Precisó que en México existen alrededor de 10 millones de asmáticos, de los cuales 3 millones son niños. Detalló que la mortalidad es menor a 0.04 por ciento.

El experto comentó que aunque es un mal que no se cura y predomina en los pacientes pediátricos en los primeros nueve años de vida, es una enfermedad que puede controlarse totalmente. El afectado puede tener una vida plena si existe apego al tratamiento farmacológico y a las indicaciones médicas respecto de evitar la exposición a los alérgenos o circunstancias que la detonan.

El asma es una enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y estrechamiento de las paredes internas de las vías respiratorias y, por consiguiente, la disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones, provocando dificultad recurrente para respirar y sibilancias (silbidos) que varían en severidad y frecuencia de una persona a otra.

El Día Mundial del Asma se conmemora cada primer martes de mayo. Esta fecha fue establecida por la Global Initiative for Asthma, que busca crear entre la población conciencia sobre el padecimiento. Es hora de controlar el asma, es el lema de este año.

Un paciente con asma es muy sensible y puede reaccionar a ácaros del polvo en la ropa de cama, alfombras y muebles tapizados, la caspa de animales domésticos, alérgenos en espacios exteriores (polen y mohos), humo de tabaco y productos químicos irritantes.