Opinión
Ver día anteriorJueves 7 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Acuerdo de silencio sobre delegados

Diputados, sin evaluación

Legisladores a las órdenes del jefe de pandilla

L

os tiempos electorales, como los que pasamos ahora, deberían servir como una forma que permitiera echar luz sobre la situación, por ejemplo, de cada delegación; que nos dijera, también, qué tan efectivos han sido los diputados, los locales y los federales, en eso de la gestión de las medidas que el gobierno debe tomar para mejorar sus vidas, pero nada de eso ha sucedido, o no con la fuerza que muestran las calles llenas de hoyos, las obras inconclusas, las calles medio iluminadas y muchas otras cosas en las que los ciudadanos estrellamos nuestra vista.

No obstante, los candidatos, casi todos, parecen haber construido un acuerdo de silencio, o cuando menos de no mucho ruido, para dejar de lado los deberes incumplidos por los delegados, pero para no errar en esto, se requiere señalar que sí se han hecho denuncias claras y fuertes sobre el trabajo de los jefes de las demarcaciones, pero y de los diputados locales ¿quién ha evaluado el trabajo de estos servidores públicos?

En delegaciones como Tlalpan, Iztacalco, Benito Juárez, Coyoacán, Iztapalapa y Venustiano Carranza, por lo menos, los candidatos de los partidos opositores al signo que ahora gobierna han elevado denuncias de todo tipo, y parece –será cuestión de que el gobierno de Miguel Ángel Mancera lo compruebe– que la denuncia que se hace con mayor frecuencia tiene que ver con el uso de suelo.

Allí deberían preguntarse los electores ¿qué fue lo que hicieron los diputados que hoy se sienten con derechos, por ejemplo, de convertirse en delegados? No hay hasta donde sabemos un verdadero juicio sobre los legisladores locales, pero sobre los federales, ni pensarlo, es más, la gente en las calles después de tres años no saben quiénes son sus representantes a nivel federal en la mayoría de los casos.

Así que si los locales son muy malos, los federales ni se diga. ¿Quién o quiénes tendrían que informar a esta ciudadanía de los trabajos de quienes los representan a la hora de parir una ley? El asunto es mucho más que grave porque resulta que cada uno de esos legisladores que deben su voto a la gente, terminan a las órdenes del jefe de la pandilla en la Asamblea Legislativa del DF o al de la Cámara de Diputados, y se alejan de cualquier responsabilidad para con el elector.

Eso es lo que reclaman: los diputados no se enteran de los requerimientos de la gente, pero sí saben, y con lujo de detalles, de los intereses del jefe de su fracción o del líder de su bancada para servirle con toda eficacia. Si esos intereses coinciden en algún momento con los de la gente, qué bueno, pero si no, los representantes no se dan ni por enterados. Eso es lo que irrita a la gente que en cada elección se siente defraudada por aquel a quien dio su voto.

No se trata de hacer canibalismo político, pero la ciudadanía tendría que tener los datos suficientes sobre el trabajo reciente de cada uno de los que buscan un lugar en el aparato del poder político de la ciudad, la gente no sabe de ellos, pero entre políticos sí se sabe quién es quién. Por eso la desconfianza entre los electores sobre los comicios cada vez crece más y los silencios cómplices se vuelven más fuertes. ¡Viva la democracia!

De pasadita

Así que se convocó a una reunión para que quien tuviera dudas sobre lo que había pasado en el Metro las expresara. En esa junta, a la que citó con titubeos el director de Comunicación Social del GDF, acudiría, desde luego, el director del Sistema de Transporte Colectivo, Joel Ortega, sólo que se pidió primero que no entraran las televisoras, luego que sí, pero no con cámaras, ¡sólo con grabadoras!, pero al final todos entraron con todo. ¡Qué buena ayuda para el jefe de Gobierno, muy buena!