El mandatario encabeza en Cancún los trabajos del Foro Económico Mundial
En materia de corrupción hay quienes quisieran que la ley se aplicara a otros, señala
Viernes 8 de mayo de 2015, p. 3
Cancún, QR.
La inseguridad y las organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico han estigmatizado ‘‘mucho’’ a México, admitió el presidente Enrique Peña Nieto y defendió la estrategia de su administración contra la violencia a partir de cifras y estadísticas sobre reducción de los delitos ‘‘que más lastiman a la sociedad’’, como homicidios, secuestros y extorsiones.
Además, el mandatario se quejó de quienes pugnan por la aprobación de leyes contra la corrupción, pero ‘‘quisieran que se les aplicaran a otros’’ y no a ellos, o sea, comentó, ‘‘háganse las leyes en los bueyes de mi compadre y no en los míos’’.
Peña Nieto dirigió el mensaje de apertura del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en su edición latinoamericana, y luego participó en una sesión de preguntas con sus homólogos de Panamá, Juan Carlos Varela, y de Haití, Michel Martelly.
Ahí mismo, y a preguntas del presidente ejecutivo del WEF, Klaus Schwab, el mandatario mexicano asumió las exigencias provenientes de la población a partir de la aprobación de las reformas estructurales: ‘‘Lamentablemente, a veces la ausencia de soluciones o de resultados tan inmediatos en una sociedad como la nuestra, que se vuelve muy inmediatista (…) para los gobiernos resulta un reto y un desafío mayor estar a la altura de dar satisfacción a mucha de la demanda social que depara de este sentimiento de inmediatez’’.
Ello, añadió enseguida, ‘‘pudiera parecer o dejar sentir cierto nivel de insatisfacción, por lo que no se aprecia todavía en suficiencia, (pero) se irá diluyendo en la medida en que esos beneficios se sientan cada día más, especialmente en la economía de las familias mexicanas’’.
En el tema de la seguridad, el Presidente hizo diversas alusiones a la sociedad, como apenas el martes fue el eje del mensaje del secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, y planteó: ‘‘Es claro que aún nos falta mucho por hacer y también que este propósito de lograr condiciones de tranquilidad es una tarea insustituible e irrenunciable de todo gobierno, pero que a la vez implica la colaboración de la sociedad por medio de la no participación o colusión con bandas de criminales, y que hay formas para hacer la denuncia, incluso anónima, y creo que estamos avanzando’’.
Los problemas de criminalidad los tienen –apuntó– todos los países del mundo, incluso los más desarrollados. ‘‘México, lamentablemente, desde hace ya algunos años ha venido siendo muy estigmatizado por el tema de la inseguridad. Quizá porque seamos el país del cual mucho del tráfico de estupefacientes y de drogas llega al mercado consumidor más importante, que es el de Norteamérica, y que ahora ya compite con otros mercados como el europeo, el asiático’’.
Pero la pregunta a responder, añadió Peña, es si la estrategia del gobierno federal en este ámbito está funcionando y la respuesta es ‘‘sí’’. Además de disminución de delitos, hoy ‘‘existen regiones de nuestro territorio que hasta hace apenas unos años vivían escenarios de gran violencia y que actualmente tienen un escenario muy diferente’’, y citó el caso de Ciudad Juárez, Chihuahua, y de la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo León.
Manifestó que falta mucho por hacer, aunque insistió en que la política instrumentada a partir de fortalecer las capacidades institucionales y mayor coordinación con todos los órdenes de gobierno ha dado resultados. Y porfió: ‘‘No estamos satisfechos’’ ni se pueden echar campanas al vuelo para decir ya lo logramos’’.
A partir de su convicción ‘‘de que un país no se construye en un periodo corto ni se define en un sexenio’’, y de elogiar el esfuerzo y contribución ‘‘de todas las generaciones que nos han antecedido’’, Peña Nieto expuso cuál sería ‘‘su más ferviente deseo y contribución’’: lograr, a partir de las reformas estructurales y de las obras de infraestructura, ‘‘que México pueda crecer, tener mayor desarrollo y prosperidad’’ para la sociedad.
Definió a América Latina como el territorio de la ‘‘utopía y la acción’’, dotado de fortalezas, afinidades y con la promesa de un gran futuro y mayor desarrollo en los próximos años a partir de los grandes cambios impulsados en cada país.
Antes, al referirse a la corrupción, el presidente Peña Nieto aceptó haber recibido críticas cuando ubicó ingredientes culturales en este fenómeno, pero ‘‘a veces resulta (...) que cuando estableces verdaderamente principios, patrones, conductas que deben de seguirse, algunos quisieran que las siguieran otros, pero que esas no aplicaran para uno. Quisieran que fuera la ley hecha para todos, menos para uno mismo’’.
Lo que debe hacerse si se quiere cambiar, apuntó finalmente, es impulsar una nueva cultura para derribar realmente los muros, el flagelo que lastima la convivencia, expresado en la corrupción.