Grupos de danza prehispánica, que durante años han realizado sus ceremonias en el Centro Histórico, con sus rítmicos pasos, amenizados por el sonido de caracoles, huehuetl y flautas, denunciaron que son acosados por las autoridades del gobierno capitalino, que de manera paulatina los ha desplazado de distintos puntos del primer cuadro de la ciudad.

Todos los años, durante el 17 de mayo, realizan la fiesta del Toxcatl en el Zócalo, en la que se convoca a distintos grupos de la ciudad y la zona conurbada, para lo cual les han negado el permiso, con el argumento de que en la misma fecha se realizará la Feria de las Culturas Amigas.

Es absurdo y un contrasentido que se abran espacios para que se conozcan las costumbres y tradiciones de otros países y se cierren para quienes promueven la cultura mexicana, expresó Víctor Hernández Ocelotzin, quien ofrece talleres gratuitos de danza, náhuatl y filosofía mexica en la plaza Tolsá e Iztapalapa.

El desplazamiento de estos grupos comenzó después de la rehabilitación de la zona aledaña al Templo Mayor, donde habitualmente se congregaba un grupo o calpulli, que fue retirado de la explanada una vez que se inauguraron las obras, durante la gestión de Marcelo Ebrard.

Desde entonces han sido acosados de manera paulatina y reubicados a otros puntos. El caso más reciente sucedió con el grupo Ze Maratl, cuyos integrantes fueron sacados con la fuerza pública de un espacio que ocupaban a un costado de la catedral Metropolitana. Los agredieron y los amenazaron, para que no regresen, relataron.

A últimas fechas han comenzado a intimidar a los integrantes de la fundación Cemanahuak Tlamachitiloyan, AC, dirigida por el maestro Ocelocoatl Ramírez, quienes tienen más de tres décadas danzando en la plaza Tolsá, frente al Palacio de Minería, aseguró su vocero, Guilllermo Torres Carreño.

Todos los sábados este grupo realiza por la tarde ceremonias, danzas y talleres, actividades en las que varias generaciones de una familia participan. Sin embargo, sus actividades son interrumpidas por elementos de la polícia, que inclusive se meten al círculo de danzantes. Lo que hacemos es no caer en la provocación y abrirnos, señaló Torres Carreño, que en lo personal también ha sido intimidado.

En este sitio, al que acude gente de distintos puntos de la ciudad, se realizan talleres de náhuatl, huehuetl, artesanías y la elaboración de sus propios atuendos, todos de manera gratuita.