Ejército de Irak y chiítas se preparan para recuperar la ciudad
John Kerry confía en revertir la situación en las próximas semanas
Líder del EI advierte en un audio que irán por Bagdad y Kerbala
Martes 19 de mayo de 2015, p. 18
Bagdad.
El ejército iraquí preparaba este lunes, junto con combatientes chiítas, una contraofensiva para arrebatar a yihadistas del Estado Islámico (EI) la ciudad estratégica de Ramadi, capital de la provincia occidental de Al Anbar, cuya pérdida el domingo ha supuesto un duro revés para Bagdad. Tras cruentos combates, unas 25 mil personas se vieron obligadas a huir de sus hogares.
La caída de Ramadi y la expansión del EI (sunitas) en Al Anbar suponen una creciente amenaza para los chiítas que quieren asegurar sus sitios sagrados dentro del país: Bagdad, Najaf y sobre todo Kerbala, ciudad santa para ellos y cuna del cisma entre ambas corrientes del islam.
De última hora este lunes se conoció un audio del máximo líder del EI, Abu Bakr Baghdadi, en el que advierte que después de Ramadi sus combatientes liberarán
Bagdad y Kerbala.
Estados Unidos reconoció este lunes la caída de Ramadi en manos de yihadistas del EI, y admitió que se trata de un retroceso
, pero aseguró que el gobierno iraquí, apoyado por fuego aéreo estadunidense, recuperará la ciudad.
La coalición internacional encabezada por Estados Unidos, que mantiene sus bombardeos en Irak desde agosto, dijo que en las últimas 48 horas había lanzado 15 ataques aéreos contra posiciones del EI en la región, sin lograr contener a sus fuerzas.
El secretario de Estado, John Kerry, desde Corea del Sur, confió en que la situación será revertida en las próximas semanas en Ramadi.
Hemos reiterado que habría avances y retrocesos. Este es un combate sangriento, complejo y difícil; habrá victorias y retrocesos, y este es un retroceso
, dijo el portavoz del Pentágono Steven Warren. Recuperaremos Ramadi de la misma forma que hemos recuperado otras partes de Irak, combinando las fuerzas iraquíes en tierra con ataques aéreos de la coalición
, agregó.
El EI aseguró en un comunicado que tenía el control total de la ciudad. La bandera negra del grupo yihadista ondeaba sobre el centro de operaciones de la provincia de Al Anbar. Según las autoridades locales, unas 500 personas murieron en los tres días que duró el asedio.
En tanto, unas 25 mil personas huyeron de Ramadi con la llegada de los yihadistas, informó la Oficina de la Organización de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA). La ciudad tiene unos 700 mil habitantes y se trata del segundo éxodo luego del de abril, cuando salieron unas 114 mil personas por la violencia.
El lunes, el grupo extremista difundió un video en Mosul, en el que se ven las celebraciones de la conquista de Ramadi.
Mosul, segunda ciudad más importante de Irak, fue tomada en junio de 2014 por los yihadistas. El EI, que cuenta con decenas de miles de hombres en sus filas, ocupa en Irak y en Siria grandes zonas de territorio en las que ha proclamado un califato.
En esta conquista de Ramadi, la milicia del EI liberó a decenas de simpatizantes de una cárcel militar y se apoderó de gran cantidad de armas, tanques y otros 30 vehículos que las tropas gubernamentales abandonaron en su retirada, así como artillería y rifles de asalto. Incluso, se menciona que hicieron ejecuciones masivas de civiles y efectivos de seguridad.
Los extremistas irrumpían en casas de policías y partidarios del gobierno, como la tribu Al Bu Alwan, y capturaron a 30 de sus miembros, según residentes. Las calles estaban desiertas, mientras los milicianos iban de casa en casa con listas de supuestos colaboradores del gobierno. Casas y comercios de la milicia sunita pro gubernamental Sahwa fueron saqueados o incendiados.
Los vehículos con miles de combatientes chiítas se dirigían hacia Ramadi, cuya provincia de Al Anbar es de abrumadora mayoría sunita, luego de que el gobierno iraquí se vio forzado a dar su aval para que intervengan. Los chiítas, que prometieron expulsar al EI, dijeron que estaban respondiendo a un llamado del gran ayatolá Alí Sistani después de que el EI arrasó el norte y oeste en junio pasado.
El primer ministro iraquí, Haider Abadi, Estados Unidos y las autoridades religiosas sunitas de la provincia de Al Anbar se habían mostrado reticentes a que los grupos chiítas apoyados por Irán se desplegaran en la zona y querían favorecer el desarrollo de fuerzas locales, tras la peor derrota militar sufrida por el ejército ante el avance de los yihadistas.
El ministro de Defensa de Irán, Hosein Dehghan, llegó este lunes para reunirse con su par iraquí, Jaled Obaidi, y el primer ministro Haider Abadi, con quienes trató temas de cooperación en seguridad y la actual situación en Irak.
Los líderes de las milicias chiítas afirmaron que en los últimos días se había hecho evidente que el gobierno no puede prescindir de las Unidades Populares de Movilización, compuestas por milicianos y voluntarios.
Hadi Ameri, comandante de la poderosa milicia chiíta Badr, dijo a la cadena de televisión del grupo que consideraba a las autoridades responsables de la caída de Ramadi por oponerse a la participación
de sus unidades y aseguró que debieron aceptar antes su ofrecimiento de ayuda.
Un portavoz de Ketab Hezbolá, otro importante grupo paramilitar chiíta, informó de que su organización ya tenía unidades listas para ser desplegadas en Ramadi desde tres direcciones diferentes, y criticó la voluntad del gobierno de seguir la visión de los estadunidenses
.
El portavoz del Pentágono, Steven Warren, estimó que las milicias chiítas tienen un papel que desempeñar
en la lucha contra el EI, en tanto sean controladas por el gobierno iraquí
.