Opinión
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Xuna’an kab

E

n el mundo indígena se funden la naturaleza y el hombre. Su proximidad ha permitido reunir un conocimiento deslumbrante; de esto tenemos muestra constante en el Taller de Mesoamérica, coordinado por Alfredo López Austin y Andrés Medina. El viernes 22 de mayo la protagonista fue una abeja originaria del sureste y en especial de la península de Yucatán: la xuna’an kab o abeja melipona (Melipona becheii), que en Chiapas conocen como abeja real.

El universo de este pequeño y peculiar insecto fue descrito con profundidad y goce por Laura Elena Sotelo Salas, investigadora y coordinadora del Centro de Estudios Mayas de la UNAM. De su presencia entre los mayas de la península, sabemos por cronistas como Tomás Medina Solís y Diego de Landa, quien escribe que son abejas que no pican y “no hacen panales (…) sino ciertas vejiguitas como nueces de cera, todas juntas unas a otras, llenas de la miel.”

Su cultivo tradicional sigue vigente entre pocas personas que en general sólo hablan maya y tienen 60 años en adelante, explica Sotelo. Sin embargo, en la actualidad un grupo de mujeres ha recuperado estos conocimientos.

Acompañamos a la investigadora por los caminos que la llevaron hasta don Francisco. Ya en su casa, pudimos ver cómo coloca los hobones o jobones, que es como se les llama a los troncos de 60 centímetros de largo y 40 de diámetro en promedio, en los que se reproducen las colmenas. Éstos se empiezan a horadar con fuego sobre un fogón hecho con tres piedras. A la tapa se le conoce como panucho por su forma redonda.

En la parte media del tronco suele hacerse un pequeño agujero que lleva algún símbolo. Éste da paso a las abejas, pero impide que entren sus depredadores. Es vigilado constantemente por una abeja de mirada fiera cuyo nombre es balam kab, que traducido es abeja jaguar.

Una de las mayores aportaciones en esta conferencia fue la comparación que hace Laura Elena Sotelo entre las xuna’an kab vistas al microscopio y las que dibujó un escriba en el Códice Madrid o Trocortesiano, documento que permite afirmar que el cultivo de esta miel fue previo a la invasión española. Como indica la investigadora, puede decirse que quien logró tal exactitud en el dibujo es el primer entomólogo maya que conocemos en dejar sus conocimientos plasmados en papel.

Podemos ver los artejos de las antenas, las vellosidades del cuerpo y las nervaduras de las alas, e incluso comparar a una abeja reina virgen con una que se encuentra poniendo sus huevecillos, tal es la capacidad de observación de este entomólogo anónimo. La miel de estas abejas sólo tiene usos medicinales y ceremoniales.