México se encuentra en una lista de 30 países con mayor riesgo de sufrir inundaciones. Alrededor de 22 millones de personas viven en lugares de alta vulnerabilidad a este desastre natural, que cada año genera pérdidas de aproximadamente 230 millones de dólares en el país.

Para las familias este fenómeno implica alta probabilidad de regresar o mantenerse en condiciones de pobreza, incluso extrema. Ante esta problemática y la necesidad de evitar muertes y que las personas regresen a la normalidad lo antes posible después de una inundación, la Cruz Roja Mexicana, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y la aseguradora Zurich trabajan desde hace dos años en un programa piloto en Tabasco.

En el municipio de Jonuta, identificado como el de mayor riesgo en esa entidad a sufrir inundaciones –al menos dos veces en el año–, se ha dado capacitación a 250 personas sobre primeros auxilios, se ha convencido a los habitantes de que en situación de emergencia consuman el pez diablo.

Esta especie abunda en esa zona, pero se le considera una plaga, un depredador. Como parte de la estrategia, los organizadores llevaron a un chef para enseñar a la población cómo guisarlo. Resulta que el pez diablo contiene más nutrientes que el salmón, explicó Javier Rodríguez, director ejecutivo de Zurich, durante la presentación de los resultados de los primeros dos años de trabajo en aquella localidad.

Dijo que las actividades empezaron en 11 comunidades, y en este año se sumarán otras 10, para un total de 8 mil beneficiarios de las acciones. Incluye la realización de microproyectos, como el aprovechamiento del pez diablo y la producción de miel.

Como parte del programa se construirá un centro comunitario que se utilizará como refugio temporal cuando se requiera, indicó el ejecutivo en una sesión de trabajo a la que también asistieron el presidente nacional de la Cruz Roja Mexicana, Fernando Suinaga, y el subdirector de la región de las Américas de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Ian Gelfand.

Suinaga explicó que la capacitación y los talleres son conducidos por voluntarios de la benemérita institución, con financiamiento de Zurich. Javier Gelfand advirtió que el principal objetivo es lograr que las comunidades estén mejor preparadas y fortalecer sus capacidades, para que con sus propios recursos superen la adversidad. Se trata de que tengan entendimiento profundo de su realidad e identifiquen sus riesgos, necesidades y prioridades.

Dijo que durante los dos años transcurridos, los aprendizajes han sido mutuos. Una parte es llevar los recursos y la otra escuchar a los pobladores que tienen la mejor visión sobre las necesidades que requieren cubrir cuando llegan las inundaciones.

En una segunda etapa se buscará extender el programa a otras localidades y estados, para empezar a diseñar proyectos más grandes, como la reubicación de familias a zonas seguras dentro de las mismas comunidades y/o construir la infraestructura para contener los desbordamientos de ríos y lagunas, entre otros.