odo cambia y nada altera la acumulación de capital que impone rumbo a la vida pública; desigualdad y marginación en el capitalismo financiero, el mercado libre de regulación en el que los sindicatos son especie en extinción. Cuando tomaron el poder los bolcheviques disolvieron los sindicatos: si ya no hay patrones, no hacen falta. Hoy son los patrones quienes han reducido a nada el sindicalismo.

Ya nadie habla en México de los sindicatos oficialistas; el único sindicato activo y poderoso es el de la mascarada de la Coparmex: sindicato de patrones, decían los que denunciaban el llamado pacto histórico de los trabajadores y los gobiernos revolucionarios. Se acabó el carnaval. El dinero manda. Los que explotan y envenenan Cananea impunemente, abren las vetas mineras de Perú, imperialistas de pacotilla, patrones que imponen su ley aquí y allá. Nada cambia. La visita de Estado de Dilma Rousseff cerró la era de las distancias vanas y la visión de un México con la vista fija al norte del río Bravo. El paso obrero de Lula y la memoria de la combatiente torturada abrieron la nueva época de la América nuestra. Las economías de México y Brasil suman más de 60 por ciento de las de toda América Latina.

Ambos padecemos la pobreza extrema de la mitad de nuestras poblaciones. Y somos las dos naciones más pobladas de América Latina. Por ahora, basta aceptar que es un avance el encuentro de los gobernantes de Brasil y de México para acordar la cooperación económica, integrar un frente común ante el dogma neoconservador, la desigualdad y la miseria que se reproduce a sí misma. En el Senado se habló de futbol. Y las sonrisas aliviaron por un momento la sobria solemnidad diplomática. Terca que es la realidad, mientras hablaba el perredista Barbosa, los medios de la instantaneidad global transmitían los arrestos de dirigentes de la FIFA y las acusaciones de corrupción bajo el mando férreo de Blatter. Malos augurios para las elecciones, inmediatas las de la FIFA, a unos cuantos días las de medio sexenio en México.

Sepp Blatter se religió sin dificultad alguna y demostró que no hay vacunas contra la corrupción. La investigación de la FBI y de la secretaría de Justicia de Estados Unidos de América revelarían lo que estuvo a la vista de todo el mundo; seguramente habrá sentencias de cárcel para algunos indiciados. A pesar del argumento de la voluntad imperial agraviada de EU que de inmediato hizo suyo Boris Putin, mientras los multibillonarios de Qatar callaban y los dirigentes de América del Sur, México, Centroamérica y el Caribe, África y Asia, depositaban sus votos en favor del increíble señor Blatter.

En mala hora para los pasos tentativos en busca de la confianza y las expectativas perdidas. No cuadran las cuentas impresionantes de inversiones extranjeras directas, con las de la capacidad adquisitiva de los salarios; ni los alardes de haber reducido la dependencia fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex), con las penosas cifras de producción reducida casi a nada y el precio del crudo atado a la férrea voluntad saudita y la autosuficiencia de Estados Unidos. Paso a paso, Enrique Peña retomaba la iniciativa perdida; del extranjero llegaban elogios a las reformas estructurales, particularmente a la energética y a la educativa.

Hubo otra visita oportuna, la del presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, portador de buenas experiencias, de la voluntad política que hizo posible el progreso tecnológico y haber instituido el extraordinario sistema educativo. Intercambio de experiencias en la reforma energética, pero también de las dificultades superadas en Finlandia para hacer posible la gran reforma educativa: establecer firmemente la educación pública y gratuita para todos los finlandeses, sea cual fuere su estatus económico, dijo el presidente Niinistö. No hacía falta añadir laica a esa educación publica igualitaria en la tierra del sol de medianoche.

Durante su visita de Estado a México, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue recibida en Palacio Nacional el 26 de mayo pasadoFoto Cristina Rodríguez

Primero, la voluntad política, Y la capacidad de negociar, convencer y acordar con todos los actores. La nueva legislación para combatir y abatir la corrupción es ya un hecho. Falta reglamentarla y concluir las reformas al sistema de justicia penal. ¿Cómo lograrlo sin la capacidad de obligar a los gobernadores remisos a cumplir lo que ordena la norma federal? Cómo sin voluntad política, sin la firmeza a la que obliga ser mandatario, titular del Poder Ejecutivo de la Unión. Se antojaba citar a Guillermo Prieto, pero mal se puede decir: ¡Ahora o nunca, señor Presidente!, cuando se responde a las amenazas de paro indefinido que dejaría sin clases a 5 millones de niños, con un comunicado de tres líneas de la SEP que se suspende indefinidamente el proceso de evaluación para el ingreso, promoción y permanencia de docentes en la educación básica y media superior.

Con motivo de nuevos elementos a considerar, añadirían. La CNTE anunció un paro indefinido, boicot a las elecciones y constantes megamarchas en el Distrito Federal. En Oaxaca son ellos los que evalúan y deciden el ingreso y permanencia de docentes. El gobernador Gabino Cué se niega a ejercer las facultades que la ley le otorga. No hay elecciones de gobernador; esos no serían nuevos elementos a considerar. Ya es plaza tomada. Estas son fechas propicias a la especulación, para festinar cambios en el gabinete: cuando el que manda hace un hoyo, abre tres o cuatro. Por eso anticipan que Emilio Lozoya Austin dejará la dirección de Pemex para llenar el vacío en la embajada de México en Washington.

Aprovechan los titubeos ante los de la sección 22 de la CNTE, para asustar con el petate del muerto: el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana ha emplazado a huelga a Pemex, a la revisión de las encrucijadas y laberintos hechos en el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos. Carlos Romero Deschamps va a capitalizar la ocasión. Está en su naturaleza. Como las dudas en el ánimo de los que no saben qué hacer con Manlio Fabio Beltrones. El de Sonora deja San Lázaro y tiene la vista fija en Insurgentes Norte. Ahí lo institucional le servirá para alinear a los que se sienten marginados por los batallones del estado de México.

Nueve estados elegirán gobernador. La nómina de candidatos comprueba que la democracia desdeñada es ya una sólida oligarquía. En Campeche se impondrá Rafael Alejandro Moreno Cárdenas al panista Jorge Rosiñol, así como a Layda Sansores, hija de Carlos Sansores, quien fue gobernador y presidente del CEN del PRI. En Baja California Sur, el panista Carlos Mendoza, hijo del priísta Ángel César Mendoza, primer gobernador constitucional del estado, enfrenta a Ricardo Barroso Agramont, del PRI-PVEM, nieto del último gobernador del territorio de Baja California Sur. Y en Querétaro, donde gobierna el priísta José Calzada Rovirosa: es candidato del PRI Roberto Loyola Vera, hermano de Ignacio Loyola Vera, candidato triunfador del PAN en 1997.

El resto es duelo PRI-PAN, con excepción de Guerrero, donde Beatriz Mojica Morga del PRD enfrenta el reto de Héctor Astudillo del PRI. Y Michoacán, donde sorpresivamente parecen adelantarse a Luisa María Calderón, Chon Orihuela del PRI y el muy adaptable Silvano Aureoles Conejo del PRD. Si pierde la del PAN, no pierde su hermano Felipe. En Sonora, Javier Gándara es del PAN y lo va derrotar Claudia Pavlovich, del PRI.

En San Luis Potosí va a recuperarse a tiempo Juan Manuel Carrera para vencer a Sonia Mendoza, panista de veras. Y en Nuevo León hay carrera parejera entre Ivonne Álvarez del PRI y el candidato independiente Jaime Rodríguez, el Bronco; el del PAN se perdió en la bruma.