ecientemente varias instituciones relacionadas con los bosques y las selvas de México denunciaron los problemas que enfrentan los campesinos para realizar la urgente tarea de aprovecharlos racionalmente. Por un lado, las comunidades agrarias que tienen entre sus programas obtener ingresos en base a una silvicultura sustentable, se enfrentan a una complicada burocracia. En cambio, los talamontes y comerciantes de madera ilegal realizan su nociva labor con muchas facilidades. Está bien documentado cómo estas mafias actúan en entidades como Morelos, Michoacán, Veracruz, estado de México, Durango y Chihuahua. No pocas veces al amparo que les da la corrupción de quienes por ley deben combatirlas.
Esto sucede mientras en los informes que México ha elaborado para las instancias internacionales relacionadas con el cambio climático, reconoce que los bosques y las selvas son piezas claves para evitar el calentamiento global y reducir la generación de gases de efecto invernadero. Además de que las áreas forestales bien administradas ofrecen oportunidades de ingreso a las poblaciones y son indispensables para garantizar la biodiversidad. Sin embargo, la extensa madeja burocrática y los intereses político-económicos se convierten con frecuencia en obstáculos para obtener esos beneficios y alientan así la destrucción de los pulmones verdes por excelencia del planeta.
Pero, además, los bosques y las selvas son fundamentales para conservar los suelos en buen estado pues los protegen de la erosión y pérdida de su riqueza natural. Cabe mencionar que nuestro país cuenta con 25 de los 30 tipos de suelo que existen a escala mundial. Sin embargo, casi la mitad de los que poseemos sufren franco deterioro, lo que incide en la producción agrícola, el ingreso campesino y en menos biodiversidad.
Una muestra clara de la importancia de las selvas, bosques y suelos, la enorme riqueza que encierran lo ofrece uno de los estudios más completos sobre el tema. Se refiere al estado de Oaxaca, el de más diversidad natural y cultural y mayor número de pueblos indígenas. Con la participación de reconocidos especialistas, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Comisión Nacional Forestal y el gobierno del estado, se concluyó en 2013 el inventario sobre los temas arriba mencionados. Una tarea que tuvo además la colaboración de las autoridades de los 570 municipios y los grupos sociales involucrados en la conservacion y manejo racional de la riqueza natural más importante de Oaxaca, precisamente la entidad con la mayor biodiversidad del país. Como señala el ingeniero Félix Gerardo Piñeiro Márquez, director general de la Comisión Estatal Forestal, el relieve de Oaxaca es muy accidentado y extremadamente montañoso pues lo atraviesan la Sierra Madre del Sur , la Occidental y la Sierra Atravesada. Pero también cuenta con zonas áridas, valles y cañadas, con caudalosas cuencas hidrográficas y una rica franja costera sobre el océano Pacífico.
Su situación geográfica, anota Piñeiro Márquez, hace que tenga una variedad climática única, lo que le permite albergar las 11 formaciones forestales de México. Entre ellas, los bosques de niebla y una de las áreas naturales más importantes de América: Chimalapas, asediada por ganaderos y talamontes. Y aunque las dos terceras partes del territorio oaxaqueño es forestal (no llegan a 30 los municipios sin esa cobertura) y ocupa el tercer lugar nacional en superficie arbolada (más de 9 millones de hectáreas) sufre erosión grave y moderada.
Ese incalculable patrimonio se ve amenazado por las actividades humanas, la deforestación, el cambio de uso del suelo y el pastoreo. Como se reconoce en el Inventario Forestal citado, esos y otros problemas tienen solución si se ponen en marcha políticas públicas en materia ambiental y social a fin de lograr el aprovechamiento y cuidado sustentable de los recursos. Y en esa tarea, los mejores aliados son los pueblos ancestrales de Oaxaca. Si se logra que tengan una calidad de vida adecuada y los apoyos gubernamentales necesarios y oportunos, serán los mejores guardianes de tan majestuosos e insustituibles bosques y selvas.