Hermosillo, Son.

El gobierno del estado de Sonora se vio obligado a liberar a Gisela Peraza, imputada por robo de joyas y dinero en efectivo a la familia del gobernador Guillermo Padrés. La trabajadora doméstica pasó los cuatro años recientes en prisión, por determinación del mandatario.

En ese periodo, ningún argumento sirvió para hacer desistir al gobernante de su actitud. Hace dos semanas, cuando el juez de la causa anunció que la acusación del gobernador se desvanecía por sus escasos argumentos, y en consecuencia la detenida obtendría su libertad, se incrementó la presión social y política.

El PRI, en voz del ex gobernador y coordinador parlamentario, Manlio Fabio Beltrones, exigió la libertad inmediata de la trabajadora doméstica, calificándo su arresto de infundado y violatorio de las garantías individuales.

No obstante, el gobierno del estado respondió con otro absurdo: a unas horas de cumplirse el plazo dictado por el juez para la liberación, las autoridades del penal de Hermosillo, descubrieron en la celda de la señora Peraza, 0.36 gramos de metanfetamina, y de inmediato la acusaron de tráfico y consumo de drogas.

La postura fue reprochada por la sociedad y las fuerzas políticas opositoras a Padrés y a su partido, y la presión creció, en medio de la última parte de los comicios que se realizaron este domingo.

Ayer, cuando en el Instituto Estatal Electoral, el Programa de Resultados Electorales Preliminares marcaba la tendencia definitiva del triunfo de Claudia Pavlovich, las autoridades del estado anunciaron –a través de las penales– que Peraza abandonaría la prisión al mediodía, tras diluirse las pruebas acusatorias de Guillermo Padrés, todavía gobernante panista de Sonora.

Con sus familiares, Peraza se alejó, diciendo palabras sencillas: Estoy feliz y contenta de haber salido de este infierno.