Descarta funcionario de Hacienda fuertes salidas de capitales
Miércoles 10 de junio de 2015, p. 25
Con todo y la volatilidad generalizada en los mercados financieros internacionales por la normalización de la política monetaria en Estados Unidos –que implicaría un aumento de tasas de interés y la consiguiente salida de capitales hacia ese mercado– el gobierno mexicano no tiene ninguna intención de intervenir para, como en el pasado, establecer una paridad del peso frente al dólar.
Por el contrario, afirmó el titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda, Luis Madrazo Lajous, se mantendrá el tipo de cambio flexible, porque ha demostrado ser una de las fortalezas de la economía mexicana para enfrentar choques externos.
En entrevista con La Jornada puntualizó que, actualmente, pese a la incertidumbre, la economía mexicana cuenta con fortalezas suficientes para afrontar la normalización de la política monetaria estadunidense y las consecuencias que derivan de esa medida. Pero, acotó, por el otro lado también se abren oportunidades porque esa normalización de la política monetaria representa que la economía estadunidense se encuentra en crecimiento y esa expansión permitirá aumentar las exportaciones de México.
No estamos en una situación como en el pasado, cuando ocurrieron fuertes salidas de capitales. Ahora contamos con suficientes reservas internacionales, una línea de crédito flexible por parte del Fondo Monetario Internacional un tipo de cambio que absorbe los altibajos cambiarios, finanzas públicas sanas, cuentas externas ordenadas, una deuda externa a plazos manejables e inversión extranjera directa suficiente para financiar el déficit en cuenta corriente. Tenemos instrumentos para hacer frente a la volatilidad, pero al mismo tiempo debemos estar atentos a cualquier cambio en los mercados
, afirmó.
La política monetaria mexicana, insistió, está bien posicionada
y con mucha credibilidad en los mercados; se estructuró de manera sensata
para afrontar la volatilidad que se veía venir desde que la Reserva Federal de Estados Unidos anunció la normalización de su política monetaria.
–El viernes pasado el dólar alcanzó su máximo histórico. ¿Eso puede considerarse alarmante en el actual contexto? –se le preguntó.
–Fijar un tipo de cambio no es un objetivo de la política monetaria. Lo que ocurrió el viernes es una alerta en el contexto general. Tenemos que estar pendientes de la evolución monetaria en Estados Unidos, de su economía real y de la economía mundial. Pero insisto, tenemos instrumentos para hacer frente a lo que suceda y eso no está peleado con la decisión de dejar de acumular reservas internacionales o la política de subastar 52 millones de dólares al día y de 200 millones cuando la depreciación del peso rebase 1.5 por ciento en un día.
–Entonces, ¿no hay de qué preocuparse?
–Sí se ven riesgos importantes (en los mercados) sobre las tasas de interés y el tipo de cambio. Pero por otro lado también se observan oportunidades que permitan aprovechar el fortalecimiento económico de Estados Unidos. Estamos bien preparados, tanto en la política monetaria como en la fiscal, para lo que venga en 2016. Hemos hecho la tarea en este aspecto y nos hemos preparado lo mejor posible.
–¿Se tienen indicios de que el peso pudiera sufrir algún tipo de ataque especulativo enmedio de la volatilidad?
–Las condiciones son diferentes al pasado. Por ejemplo, en 1994 hubo salidas muy fuertes de capital. Ahora contamos con un tipo de cambio flotante que absorbe en parte cualquier aumento en la demanda de dólares; la inversión extranjera directa es suficiente para financiar la cuenta corriente; la deuda externa no se concentra en el corto plazo, y existe una mayor diversificación de inversionistas. También debemos tomar en cuenta que el peso es una de las monedas más robustas de los mercados emergentes y algunos inversionistas lo utilizan para hacer aproximaciones de sus proyectos de inversión y toman coberturas de tipo de cambio. Eso mete algún ruido.