Tiene más de 2 millones de socios
Miércoles 10 de junio de 2015, p. 42
Washington.
¡Hola Andrew!
, saluda el grupo. Es lunes, cerca del mediodía en un barrio comercial de Washington, y cabría suponer que la gente tiene pensamientos distintos a una copa de vino, un coctel o un trago de aguardiente. Pero en la reunión de Alcohólicos Anónimos (AA) no cabe un alfiler: entre sus 40 sillas, apenas hay alguna libre.
Según datos de AA, que este miércoles cumple ocho décadas, el año pasado contaba con más de 2 millones de socios activos.
Bill Wilson había tirado por la borda su salud y su carrera como corredor de bolsa cuando en junio de 1935 fundó la organización en la peor noche de su vida. Estaba sobrio, en una conocida clínica de rehabilitación neoyorkina.
Lo que sucedió ahí se transmite en cada sesión de AA como una especie de mito fundacional sagrado: Wilson, a quien habían dado una infusión de belladona, estaba consumiéndose entre las alucinaciones cuando una luz blanca iluminó su habitación. Él, que se definía como agnóstico, se sintió como en una colina, envuelto en un sentimiento de espiritualidad. Esa aparición fue el golpe que lo empujó a liberarse.
AA nació durante un viaje de negocios, cuando convenció al cirujano Robert Smith –hoy conocido como Dr. Bob– del poder de Dios en la lucha contra la adicción. Wilson expandió su mensaje y registró el libro Alcohólicos Anónimos, conocido también como Big Book (libro grande). En él se describen los 12 pasos para salir del alcoholismo, estrechamente vinculados a los principios bíblicos.
Tanto en Estados Unidos como en otros países, el alcohol sigue siendo la más letal de las drogas.