El rostro de Caín Velásquez estaba descompuesto por tantos golpes. Hinchado y herido por el feroz ataque que le propinó el brasileño Fabricio Werdum quien le arrebató el campeonato de peso completo de la UFC. Pero estaba aún más maltratado por la tristeza de perder en México, la tierra de sus padres, donde había soñado defender su cinturón desde hacía tiempo.

Werdum no dejaba de celebrar una victoria, que dijo había visualizado al menos un par de años antes. Hacía muecas y presumía su nuevo cinturón, que lo avalaba como campeón absoluto, para dejar el incómodo papel de monarca interino.

Muchos me consideraban la víctima en este combate, dijo Werdum. Pero que me vieran así me motivó mucho más para conseguir esta victoria.

Werdum no dejó de repetir que este fue el mejor día de su vida, que pudo demostrar que es el mejor peleador de artes marciales mixtas del mundo, que a pesar de los abucheos, estaba feliz.

Caín me pegó mucho, pero yo estaba en mi mejor forma y sentía cada golpe, pero no me mareaba, dijo Werdum.

La noche del sábado en la Arena Ciudad de México, con lleno total –rotundo éxito que presumió el presidente de la UFC, Dana White–, Werdum lució inspirado. Fue ágil y hábil, fuerte y veloz ante un Caín Velásquez que pronto se vio cansado y lastimado por los golpes de su retador. Si Caín tenía como fortaleza la pelea de pie, el sábado Fabricio le cambió la estrategia y lo enfrentó con los puños.

Esto fue una guerra y quedó para la historia de las artes marciales mixtas, dijo Fabricio Werdum al terminar la pelea contra Caín VelásquezFoto Ap

Fabricio dijo que cuando notó que Caín parecía agotado, sintió confianza para lanzarse y derribarlo. Una guillotina venció a Caín por sumisión, quien ante la asfixia no le quedó más remedio que rendirse.

Lo primero que hizo Velásquez al recibir el veredicto fue pedir perdón a los aficionados mexicanos.

Estuve dos semanas antes del combate, necesitaba más, dijo Caín con la mirada baja. Pero no tengo más que decir: Fabricio fue mejor, esta noche dio una gran pelea y mostró una gran técnica.

Werdum se dirigió a Caín y le refrendó su respeto. Recordó que unos días antes hubo una polémica porque había declarado que Velásquez no era mexicano –nació en Estados Unidos–, aunque representaba a México con orgullo. Entonces aclaró que nunca quiso ofenderlo, que sólo quiso avivar el ambiente para garantizar un mejor espectáculo.