El uniforme nacional les da poderes
en la competencia
Martes 23 de junio de 2015, p. a15
Vestir el uniforme de la delegación nacional es ponerse una segunda piel, la piel de México
, dice convencido el arquero Juan René Serrano, mientras el saltador de longitud Luis Rivera siente que es un traje de superhéroe, porque me lo pongo y aumentan mis superpoderes en la competencia
, comentan con orgullo tras recoger sus prendas.
Coincidieron en que no es sólo un uniforme común de tela. Es una ropa de trabajo para que los deportistas se sientan orgullos de portar los colores patrios y llevar con orgullo la representación de este país, por lo que tienen la certeza de que subirán al podio en los Juegos Panamericanos Toronto 2015.
Para el estudiante de doctorado en el Tec de Monterrey, las preseas en la justa se alcanzarán con 8.10 u 8.15 metros, marca que hace un año no logra, aunque tiene la certeza de que la conseguirá en Toronto, porque sólo me hace falta afinar el aterrizaje para alcanzar la mayor distancia en el salto
.
No obstante que estarán en Toronto varios de los mejores exponentes de la asignatura, de Estados Unidos, Brasil, Cuba y Bermudas, Rivera apuntó que se visualiza haciendo mi mejor salto, con la mejor técnica posible, llegando muy lejos y feliz de ver ondear la bandera blanca, porque haré muy buenos saltos
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En su oportunidad, Serrano, con experiencia de tres asistencias a justas continentales, comentó que ahora reiniciamos el camino para una nueva aventura (los Juegos Panamericanos), donde el único compromiso que, digo yo, debemos tener, es demostrarnos a nosotros mismos lo bien que se pueden hacer las cosas para subir al podio
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Para el arquero es importante ahora consolidar sus logros, por lo que tiene el compromiso consigo mismo de regresar con el oro por equipos y en lo individual, pese a que su ubicación en el listado del orbe no lo ayuda demasiado, al estar más allá del sitio 20, pero los entrenamientos le muestran que está bien, lo que se verá reflejado en la competencia
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Resaltó que está orgulloso de pertenecer a un equipo que ya no es un participante más, sino un rival a vencer
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