El acceso de los usuarios mexicanos a todos los beneficios que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación aún se encuentra restringido, no sólo porque la falta de infraestructura adecuada limita la conectividad, sino también porque el tipo de tecnología móvil de que se dispone actualmente no es de última generación, señala un análisis de The Competitive Intelligence Unit.

De acuerdo con la firma, garantizar una veloz y confiable transmisión de datos y voz son características que idealmente cumplen las redes a partir de 4G, mientras en México 92.7 por ciento de los usuarios utiliza tecnologías de 2 y 3G.

Según los datos de la firma, 58 por ciento de los usuarios del país utilizan tecnología 2G; 34.7 por ciento 3G y apenas 7.3 por ciento utiliza tecnología 4G.

Al hacer un análisis sobre las perspectiva y retos del Internet de las cosas en México la empresa indicó que el uso de las redes depende de que éstas sean de última generación y para hacerlo, se requiere de infraestructura que podría desarrollar en el país AT&T, empresa que recientemente ha anunciado planes de inversión en ese sentido.

Reto de conectividad

No obstante, destacó que en México la mayoría de los usuarios (92.7 por ciento) poseen servicios GSM/Edge, iDEN, CDMA y UMTS, mientras que una menor proporción (7.3) se encuentra en tecnologías más avanzadas como HSPA+ y LTE.

The Competitive Intelligence Unit agregó que una enorme variedad de dispositivos interconectados implica el reto de la conectividad, ya que tecnologías como Bluetooth, WiFi, banda ancha móvil, entre otras, serían los habilitadores de las múltiples conexiones entre objetos y dispositivos.

Adicionalmente, el funcionamiento óptimo del Internet depende de que los objetos por conectar incluyan procesadores, módems, capacidades de reconocimiento de gestos, etcétera y finalmente, se requiere que haya interoperabilidad, es decir, que para desarrollar el potencial de la es necesario que los objetos se conecten entre sí, sin importar plataformas o tecnologías.

Esto último, adelantó el análisis elaborado por Fernando Esquivel y Samuel Bautista, sugiere el reto implícito de lograr acuerdos entre los diferentes actores de la industria, como operadores, manufactureros de dispositivos, fabricantes de procesadores, desarrolladores de software, entre otros.