Domingo 28 de junio de 2015, p. 2
Berlín.
La decisión de los miembros de la eurozona de negar una prórroga al rescate de Grecia pone al Banco Central Europeo (BCE) en el ojo del huracán, al tratarse del único órgano financiero que puede evitar una quiebra, pero para ello tendría que violar sus propias reglas.
Cualquiera que sea su decisión, es el futuro del bloque monetario lo que está en juego: abandonando a Grecia, la institución monetaria de Frankfurt lanza un salvavidas a sus bancos y al mismo tiempo a toda la economía, pero precipitando el Grexit (la salida del país del sistema de moneda única).
Entonces tendrá que gestionar las consecuencias y mediante las herramientas de política a su disposición, contener los riesgos de contagio. Sin embargo, mantener a los bancos con inyección de liquidez, el BCE violaría sus propias reglas. A su presidente Mario Draghi le gusta repetir que es una institución basada en reglas
. Para algunos, esto significaría el comienzo del fin de la zona euro.
El Consejo de gobernadores, que reúne a los seis miembros del directorio del BCE y a los 19 gobernadores de los bancos centrales de la zona euro, mantuvo durante los pasados meses una malla de seguridad para soportar al sistema bancario griego mediante préstamos de urgencia. Si el domingo el BCE corta el financiamiento a los bancos, al mismo tiempo tendrá que concentrarse sobre los medios para gestionar las consecuencias de la salida casi inevitable de Grecia de la zona euro.