En Facebook se creó recientemente un sitio denominado Las escuelas jodidas de México, donde se muestran fotografías sobre las paupérrimas condiciones en que se encuentran algunos planteles en el país.

Se trata de un bosquejo sobre todo de escuelas rurales de educación básica. Muchas de ellas, planteles indígenas.

Las imágenes dan cuenta de que alumnos en situación de pobreza y marginación toman clases en aulas con pisos de tierra, en medio de inundaciones, sin butacas o con sillas rotas, sin sistema de luz, techos dañados o de lámina, salones construidos con tablones de madera, y mucho más.

Este sitio surgió en medio de la pugna desatada por la instrumentación del sistema de evaluación docente. Algunos comentarios cuestionan si se aplicará también a maestros de ese tipo de planteles.

Dentro del proyecto Fortalecimiento de la autonomía de gestión escolar, plan indígena 2014, establecido por la Secretaría de Educación Pública, con el apoyo del Banco Mundial, con el fin de impulsar acciones que permitan fortalecer la autonomía y mejorar el servicio educativo de los planteles indígenas, se reconoce que éstos presentan complejas realidades.

Derivadas de contextos con el más bajo índice de desarrollo humano en la mayoría de las comunidades y municipios en que operan, continúan reflejando los indicadores educativos más bajos entre todas las modalidades.

Según el Programa Especial para los Pueblos Indígenas 2014-2018, entre la población que los componen se observan bajos niveles de logro escolar, altos índices de deserción y bajo rendimiento académico.

Uno de los centros es la escuela Ignacio Ramírez, ubicada en San Juan Bautista Tlacoatzintepec, Oaxaca, municipio indígena con alto grado de marginación. En el sitio Las escuelas jodidas de México se observa que está compuesta por una sola aula, construida con tablones, techo de lámina y piso de tierra.

Otro caso es el plantel de la comunidad Arroyo Prieto, municipio de Cochoapa el Grande, Guerrero, con 17 alumnos. En las fotografías se observa una estructura elaborada con palos de madera, que soporta un techo de lámina, ubicada en medio de una inundación.

En el sitio se aprecian también imágenes de planteles que no son propiamente rurales, pero que presentan severo deterioro, como la primaria Juan Escutia, en Acapulco.