Sociedad y Justicia
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Especialistas hablaron con La Jornada

Chocan Ssa y ONG por etiquetado de alimentos
 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de julio de 2015, p. 35

El nuevo etiquetado frontal y obligatorio para alimentos y bebidas prenvasadas, que entró en vigor el martes de esta semana, es “útil, sencillo e incluso puede convertirse en una herramienta educativa”, aseguraron a La Jornada expertos de instituciones de la Secretaría de Salud (Ssa), mientras para especialistas de El Poder del Consumidor “no es una medida efectiva ni útil”, es “complicado y no es funcional”.

David Kershenobich, director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dijo en entrevista que es un etiquetado “útil” que incidirá tanto en el “ambiente” como en la “responsabilidad individual” al elegir productos.

Dos corrientes –agregó– explican el avance de la epidemia de la obesidad: la que apunta a que el ambiente ofrece productos que engordan y otra que se relaciona con la responsabilidad de lo que se come.

Las nuevas etiquetas “en lo ambiental tratan de regular que no exista esa oferta tan exagerada en el consumo de azúcar, grasa y sal, pero a la vez sirve para propiciar educación y responsabilidad del individuo”.

Luigina de Nicola, nutrióloga del sector salud, y Alejandra Oropeza Colomé, de la Clínica Atención Integral al Paciente con Diabetes y Obesidad del Hospital General de México, coincidieron en que los nuevos datos permiten al consumidor tomar mejores decisiones, pero insistieron en que se requiere de campañas educativas para que las etiquetas no sólo sean vistas, sino tomadas en cuenta.

De Nicola precisó que “el sentido es que se pueda saber la cantidad de azúcar, grasa, sodio y calorías” de los productos, datos que “de manera clara permitirán autorregularse, pero es importante el respaldo con una campaña que está planeada dentro de la estrategia”.

Oropeza opinó que “una de las ventajas es que todo se expresa en kilocalorías”, por lo cual “es más fácil” identificar y tomar mejores decisiones.

Por su parte, Fiorella Espinosa, del El Poder del Consumidor, aseveró que la mayor parte de las personas “no saben lo que quiere decir una kilocaloría ni cuántas requiere al día” y que el etiquetado debió contar con medidas más “simples” como “cucharadas de azúcar”.

Además “está basado en una dieta de dos mil kilocalorías, que es lo que requiere en promedio un hombre adulto; no es adecuado para toda la población”.