Brasilia.

La Cámara de Diputados de Brasil aprobó en la madrugada de este jueves una medida que había rechazado el miércoles y que reduce la edad mínima de responsabilidad penal de 18 a 16 años, la cual implica una enmienda en la Constitución.

El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff rechaza esa reforma, que afecta a adolescentes de entre 16 y 18 años que hayan cometido delitos como homicidio doloso, lesión corporal grave y lesión corporal seguida de muerte.

En cambio, no podrán ser juzgados como adultos los menores que incurran en tráfico de drogas, terrorismo, tortura y robo calificado, entre otros, que fue la parte rechazada en la votación del proyecto previo.

El nuevo proyecto fue aprobado en una turbulenta sesión, por 323 votos a favor, 155 en contra y dos abstenciones. Según informan medios locales, la nueva votación del proyecto fue posible mediante una maniobra muy cuestionada y liderada por el presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha.

El político integra el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que es el principal socio de la coalición oficialista, pero aún así es un enemigo del gobierno de la presidenta Rousseff.

La enmienda será votada nuevamente en agosto, ya que por ser una enmienda constitucional necesita dos rondas de votación, y después será analizada por el Senado.

Los diputados contrarios a la iniciativa advirtieron que recurrirán al Supremo Tribunal Federal para cuestionar el texto alterado y votado nuevamente. Cunha y varios de sus aliados, en tanto, defendieron la medida y su votación, y dijeron que tienen otra interpretación diferente del oficialismo, que consideran equivocada.

En otro orden, la Secretaría de Políticas para la Mujer de Brasil anunció que pidió al Ministerio Público federal investigar y castigar a los que produjeron y comercializaron en Internet unos adhesivos para automóviles que muestran una mujer abierta de piernas alrededor del tapón de la gasolina con el rostro de la presidenta Dilma Rousseff.

La secretaria del ramo, Eleonora Menicucci, dijo que la imagen era una perversión violenta y falta de respeto a la dignidad de Rousseff.