Sábado 4 de julio de 2015, p. a16
E.l 26 de febrero de 1975 fue creada la Orquesta Nacional Juvenil Juan José Landeta, promovida por Ángel Sauce y José Antonio Abreu, este último a la batuta.
Ese fue el inicio de una gran revolución cultural que cumple 40 años y durante 2015 se festeja con un sinnúmero de actividades, entre ellas la publicación del disco compacto titulado El Sistema 40: A celebration, editado por la disquera alemana Deutsche Grammophon, el sello más reconocido en el mundo en el ámbito de la música de concierto y que hace dos años lanzó a un nuevo resultado de El Sistema: el Simón Bolívar String Quartet, un álbum que ha tenido gran éxito y que reúne la interpretación de cuartetos de cuerda escritos por Alberto Ginastera, Antonin Dvorak y Dimitri Shostakovich.
El Sistema Bolivariano de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela parte de un principio elemental: quien genera armonía mediante un instrumento musical produce belleza y, por tanto, empieza a conocer por dentro la armonía esencial, que es la armonía humana.
A partir de esa convicción, el maestro José Antonio Abreu (Valera, Trujillo, Venezuela, 7 de mayo de 1939) ha creado este sistema musical cuyo objetivo primordial es formar mejores personas.
Cierto, entre los resultados de este sistema han surgido figuras tan importantes como el joven director de orquesta Gustavo Dudamel, considerado una de las mejores batutas de la actualidad.
Sin embargo, el objetivo central no es formar figuras, estrellas, sino mejores personas, de manera tal que al forjar una buena persona, ésta irradia tal bondad en su entorno: su familia, sus vecinos, su barrio, su ciudad, su país y es así como ha crecido este sistema social con tan profundo éxito que ha sido acogido en Estados Unidos y varios países de Europa, además en lugares difíciles, como zonas paupérrimas, hospitales, cárceles.
Así, la música está ganando la batalla a la pobreza material, a la injusticia social. Son ya legiones. Todos ellos han declarado, con palabras distintas, que su vida cambió, que se perciben a sí mismos diferentes, mejores, que ostentan con orgullo una dignidad constante, luego de ingresar al sistema de orquestas y coros infantiles y juveniles.
Se trata, es evidente, de un asunto absolutamente subversivo. El centro de todo es el ser humano. La utopía. Miles, cientos de miles de personas conforman El Sistema en Venezuela y otros confines del mundo.
En distintas ocasiones lo ha explicado así el maestro José Antonio Abreu:
El arte implica sentido de perfección, camino a la excelencia ¿qué es entonces lo que la orquesta (Simón Bolívar) ha sembrado en el alma de sus integrantes? Sentido de armonía, sentido de orden implícito en el ritmo, sentido de lo estético, de lo bello, de lo universal y el lenguaje de lo invisible que se transmite a través de la música.
El disco celebratorio del cuadragésimo aniversario de El Sistema es una fiesta. No en balde repite cinco tracks del disco Fiesta, con la Orquesta Simón Bolívar dirigida por Gustavo Dudamel y editado por la disquera Deutsche Grammophon hace siete años: la fiesta del Mambo que escribió Leonard Bernstein para West Side Story (les pongo aquí el link para que disfruten de los varios mambos que hace fiesta los jóvenes músicos venezolanos: https://goo.gl/ccoa2d ).
También, para su disco conmemorativo, repiten una de las obras que mayor popularidad y cariño entre el público han alcanzado: el Danzón número 2 de Arturo Márquez, en la que es considerada la mejor versión grabada hasta el momento.
Tres danzas del ballet Estancia, del compositor argentino Alberto Ginastera, reaparecen también en el nuevo disco de la Orquesta Simón Bolívar. Se trata de piezas de repertorio que identifican a este conjunto tanto en sus grabaciones como en sus giras mundiales.
Mientras en el álbum Fiesta la imponente partitura Sensemayá, de Silvestre Revueltas, abrió el disco e hizo retumbar las estancias, ahora en El Sistema 40 se incluye la Noche de jaranas, episodio de otra partitura monumental de Revueltas: La noche de los mayas.
La interpretación de los jóvenes venezolanos de estas obras de Revueltas resulta por completo verosímil, potente, brillantísima. Cuestión de talento y de idiosincrasia, valores que quedan en evidencia en cuanto suenan obras europeas en este álbum, como el scherzo de la Sinfonía Eroica de Beethoven y el vals de la Quinta Sinfonía de Chaikovski.
La novedad más importante en la celebración de El Sistema es la incorporación del SBSQ, siglas del Simón Bolívar String Quartet, el fruto más reciente de esta revolución cultural, integrado por los primeros atrilistas de la orquesta, quienes muestran su poderío interpretativo en el territorio más respetado, admirado, profundo y difícil de todo el repertorio musical: la música de cámara.
Se incluye el final del Cuarteto Americano de Dvorak y los movimientos tercero y cuarto del Cuarteto de Cuerdas número 1 de Ginastera.
Los integrantes del Cuarteto de Cuerdas Simón Bolívar son, en los violines, Alejandro Carreño y Boris Suárez; en la viola, Ismael Campos, y en el violonchelo, Almon Mata. Una característica esencial de este conjunto es que, salvo el violonchelista, prescinden de las habituales sillas, lo cual no es solamente coreográfico, sino que esas posiciones libres habilitan sonoridades diferentes, mayor potencia, brillantez de sonido y sobre todo frescura, característica frontal de toda la música que hacen los integrantes de El Sistema Bolivariano de Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela.
¡Larga vida a El Sistema!