La intérprete grabó ayer el video de Balas y chocolate, tema que titula su disco más reciente
Sábado 4 de julio de 2015, p. 9
Lila Downs grabó ayer el video de la canción Balas y chocolate, tema que da título al disco que actualmente promueve y que la hace reflexionar: Sin maíz no hay país; sin cacao, tampoco.
En entrevista, en una pausa en la filmación, realizada en el Foro Mérida, de la colonia Roma, informó que el trabajo se realiza con la dirección de Diego Alavez y la creatividad de la empresa Plataforma. La obra tendrá el canto y el baile de Lila, quien viste atuendos inspirados en la diosa del cacao, que era un ser de apariencia difícil de definir; toca un banda oaxaqueña y bailan ocho niños.
“En nuestra historia (de ella y su grupo) hemos hecho pocos videos, porque luego no hay fondos, por lo que agradecemos el apoyo. Me parece importante que se hable del cacao, elemento de juego y de peligro. En eso andamos: cantándole al peligro, un poco a lo sagrado y al Día de los Muertos. Como decía mi abuelita: el maíz y el cacao son nuestros hermanitos. El cacao es ese fruto que veneramos desde que nacemos. Como el maíz, el cacao es muy delicado, y no se da al tanteo, por lo que celebrarlo me da mucho gusto. Invitamos a un grupo de niños a hacer una coreografía en la que hacen unos símbolos que yo creé. Los hacen con sus manos y significan una serie de elementos rurales y urbanos.
Legado familiar
“En principio me refiero a la relación corporal que hay con el cacao. Eso lo he visto desde que era chiquita, en cómo mi abuela entregaba la jícara del cacao en el altar de los muertos, con mucho respeto; me parecía muy extraño y yo me preguntaba por qué se preocupaban tanto, si son difuntos, ¿para qué darles caliente el primer chocolate?
“Con el paso del tiempo me di cuenta de que en ese cuidado está la relación con los difuntos; es un diálogo. Este vestido está inspirado en la diosa del cacao, que causa admiración y temor, porque es una diosa extraña. Es un poco amorfa; es decir, no tiene forma humana. Es como el cacao; es algo peligroso, pero nos gusta. Antiguamente era usado como dinero y esta función sigue en algunos lugares de Chiapas y Tabasco.
Es un legado de familia y es lamentable que actualmente esté en riesgo la cosecha. Esto me lo han platicado algunos campesinos en Tabasco. Hay especialistas que están tratando de hacer algo para rescatarlo.
En varios países, Lila es considerada una artista diferente y de raíz. Mi expresión tiene mucho que ver con el folclor y sobre lo que opinamos de lo que ocurre en México, pero sin perder la alegría y agradeciendo las bondades que nos da la tierra.
Un artista visual y tatuador, de llamado Chanó, participa en el video con una historia sobre el cacao. “Su trabajo se reflejará cuando aparezcan los niños. Hay pequeños que laboran con el cacao y después se van de migrantes a Estados Unidos. Este es un tema que me inspiró para componer Balas y chocolate. Espero que este video aporte a la canción en sí.
“Es muy difícil visualizar el cacao. Te imaginas un cacao con espuma en una jícara o en un jarrito de barro, o las barras de chocolate, pero la planta y su crecimiento son algo muy abstracto y extraño. Es afrodisiaco y por eso se desconfía un poco de ese fruto. ¡Qué rico que sea misterioso! Cuando lo comes sientes cosas... se revuelve algo. ¿Qué tal chocolate con mezcal?
Todavía estamos pensando en si toca o no un mariachi. Este tema es muy bandoso y tiene influencia de la música que nos hace movernos. Yo bailo con huaraches y no sería lo mismo si usara zapatos. Para sacar polvo.
El chocolate se relaciona, precisó, con una pasión por algo o a alguien. Hay tanta pasión que le tememos a este lugar de nuestro origen, que por más balas que haya no nos van a quitar ese cariño. El chocolate que más me gusta es el oaxaqueño, con agua y con pan de yema. Este será un video que se antojará.
Cada disco, un reto: Cohen
Por su parte, Paul Cohen, compañero de vida de Lila, saxofonista y arreglista, comentó: “Con Lila pruebo armonías y texturas. Ella es mi editora y me dice qué le gusta. Buscamos seguir caminando y si algo no funciona bien lo podemos cambiar mil veces. Cada disco, cada canción, implica un reto para subir al siguiente nivel. Sería muy fácil seguir haciendo lo mismo de siempre. En Balas y chocolate hacemos más composición original y piezas más bailables. Al final de cuentas es difícil cambiar, pero también es lo bonito.
Hemos tenido fortuna y estamos trabajando mucho. Daremos conciertos en Sudamérica, España, Estados Unidos y México, pero ya tenemos el proyecto de centrarnos en un disco de jazz y bolero. Lila está trabajando mucho en el repertorio.