Tras las paredes del Centro Federal de Readaptación Social número 1, el Altiplano, de donde se escapó el pasado sábado Joaquín El Chapo Guzmán Loera, han estado o están presos los más peligrosos secuestradores, narcotraficantes, sicarios y hasta el asesino de Luis Donaldo Colosio.

Mario Aburto Martínez, quien saltó al escenario público tras el asesinato del ex candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio Murrieta al terminar un acto político el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, ubicado en Tijuana, Baja California, está preso ahí desde hace más de dos décadas.

También está encarcelado el secuestrador Daniel Arizmendi López, El Mochaorejas, conocido así por su costumbre de mutilar las orejas de sus víctimas para presionar a sus familiares a pagar grandes cantidades de dinero a cambio de no hacer daño al plagiado.

Osiel Cárdenas Guillén, considerado el líder del cártel del Golfo, estuvo ahí varios meses. El 7 de marzo de 2005 el gobierno mexicano concedió a Estados Unidos la extradición de Cárdenas, siendo enviado al vecino país el 19 de enero de 2007, donde enfrenta 17 cargos en una corte de Houston, Texas.

También los hermanos Arellano Félix, fundadores del denominado cártel de Tijuana. Esta organización delictiva estaba conformada por Ramón, Eduardo, Francisco Javier (alias El Tigrillo), Francisco Rafael y Benjamín.

Asimismo Jesús Zambada García, conocido como El rey Zambada. Es hermano de Ismael El Mayo Zambada, quien a su vez es suegro de El Chapo Guzmán y socio de Ignacio Nacho Coronel, quien murió durante un enfrentamiento entre militares y sicarios el pasado 29 de julio.

Además está preso en el Altiplano Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, ex jefe de los sicarios de Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas, quien murió durante un enfrentamiento con las fuerzas armadas el 7 de diciembre de 2009.

Otro de los delincuentes peligrosos que recientemente ingresaron a ese penal es Servando Gómez Martínez, La Tuta, líder de la agrupación criminal Los caballeros templarios.

El Altiplano es considerada una de las prisiones de máxima seguridad, ubicada en Almoloya de Juárez, en el estado de México. Fue construida entre 1988 y 1990 bajo el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari, y recibió sus primeros reclusos en noviembre de 1991.