engo el gusto de realizar una visita de trabajo a Quito, primera ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, para asistir a la inauguración del Centro Cultural Carlos Fuentes, filial del Fondo de Cultura Económica en la capital ecuatoriana, un acto que refleja el fortalecimiento de los vínculos que unen a Ecuador y México.
A muchos lectores les resultará familiar el nombre de esta editorial, una de las más prominentes en el mundo de habla hispana. Fundada en 1934, sus títulos y revistas han sido un fiel reflejo del devenir cultural de México y, más ampliamente, de Hispanoamérica. Los libros del Fondo –como informalmente se le conoce dentro y fuera de México– han contribuido a forjar generaciones de humanistas y científicos, y han alimentado la imaginación y la reflexión de innumerables mujeres y hombres de todas las edades en América Latina y España.
En sus orígenes, el Fondo de Cultura Económica tenía el propósito de crear un acervo de textos fundamentales, en versiones castellanas, para el estudio de la economía. Muy pronto, sin embargo, su labor se expandió a otras disciplinas sociales y gradualmente incluyó la literatura y las humanidades, la ciencia y la tecnología. Su catálogo histórico cuenta con más de 10 mil títulos, de los que unos 4 mil están disponibles en un centenar de colecciones que abarcan prácticamente todos los ámbitos del conocimiento.
El Fondo ha sido un vehículo privilegiado para la difusión del pensamiento y la creación literaria de autores latinoamericanos. Entre ellos, Miguel Donoso Pareja, uno de los más destacados escritores ecuatorianos, quien vivió en México durante casi dos décadas escribiendo no sólo relatos y poesías sino también formando nuevos escritores. Sus cuentos completos forman parte del acervo editorial del Fondo de Cultura Económica.
La presencia del Fondo en la cultura de México es extraordinaria: es poco probable que un universitario mexicano concluya sus estudios sin haber leído, en alguna etapa de su formación, un título de esa editorial. Y la difusión de su acervo en otros países de habla hispana ha sido, asimismo, significativa: los libros del Fondo han llegado a todos los países de Iberoamérica y han contribuido a enriquecer la vida cultural de nuestra región.
La apertura de una filial del Fondo de Cultura Económica en Ecuador permitirá difundir más ampliamente en este gran país el acervo de una de las principales editoriales de lengua hispana. Y al llevar el nombre de Carlos Fuentes, extraordinario escritor mexicano que pasó parte de su infancia en Quito y tuvo tantos y tan queridos amigos ecuatorianos, este nuevo centro cultural enfatiza la amistad entre nuestros pueblos.
Los vínculos que unen a México con Ecuador se siguen, así, fortaleciendo. En el transcurso de una década hemos duplicado nuestro comercio bilateral. Los flujos de inversión, en especial de México hacia Ecuador, también se han expandido. Y el año pasado, gracias al aumento de frecuencias aéreas directas entre nuestras capitales, más de 80 mil viajeros de nuestros países disfrutaron las riquezas naturales y culturales de Ecuador o de México.
La apertura de la nueva filial del Fondo en Quito simboliza también la inauguración de un nuevo puente que permitirá que un mayor número de ecuatorianos descubran y compartan las ideas que nos hermanan como custodios, lectores y creadores de la gran literatura hispana. Es a esto a lo que se refería Carlos Fuentes cuando, en su Gran Novela Latinoamericana, apuntó que el significado de los libros no está detrás de nosotros, sino que al contrario, nos encara desde el porvenir.
* Secretario de Relaciones Exteriores de México