Prevé agotamiento de yacimientos y dependencia de importaciones de derivados del crudo
Las trasnacionales pueden adulterar costos de producción, asevera Rosío Vargas
Domingo 9 de agosto de 2015, p. 21
Las siguientes licitaciones para subastar campos petroleros en tierra y aguas territoriales en el Golfo de México, incluidos en la denominada ronda uno, ponen en riesgo la seguridad energética de México, por el agotamiento de yacimientos y la creciente dependencia de importaciones de derivados del petróleo futuras, advirtió Rosío Vargas, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante del Sistema Nacional de Investigadores.
En entrevista, destacó que los escenarios oficiales a largo plazo, bajo una perspectiva geopolítica, consideraciones geológicas, productivas y de soberanía territorial, están fuera de las consideraciones de los grandes negocios y, desafortunadamente, también del gobierno mexicano.
Sin embargo, indicó, que algunos promotores de la apertura energética empiezan a darse cuenta del poder de las trasnacionales, las cuales pueden adulterar costos de producción, usar de la contabilidad creativa en su favor o sacar ventaja de sus precios de transferencia, situaciones prácticamente imposibles de verificar.
“Nuestra hipótesis es que otra de las demandas de las trasnacionales que se dejó ver antes del debate de la reforma energética, relacionada con el otrogamiento de concesiones, fue incorporada en la reforma energética bajo el término de “‘contratos de licencia’”.
Explicó que en Estados Unidos a las licencias se les conoce como las nuevas concesiones
y esta modalidad es una tendencia dominante en los contratos petroleros en América del Norte, que se extenderán a México en la medida que avance la integración profunda. A eso apuntarían también las presiones sobre México
, alertó.
Postura arrodillada
Rosío Vargas destacó que el análisis del gobierno mexicano y su postura arrodillada ante las trasnacionales omite consideraciones de geopolítica y a largo plazo que, necesariamente, lo llevarían a revalorar el potencial de México y los riesgos de continuar entregando sus recursos.
Estos análisis han sido soslayados desde la reforma energética de 2008 y sólo se usan argumentos políticos distorsionados en favor de la propuesta.
Algunos elementos que permitirán ver el error del gobierno al entregar sus yacimientos petroleros a manos del mejor postor son los siguientes: “Falso que la tendencia dominante en el mundo sea la entrega del petróleo a grandes trasnacionales. Una cifra conservadora señala que 85 por ciento de las reservas probadas de petróleo están en manos de las empresas estatales. Hay que ver el potencial de las empresas estatales chinas, rusas, indias, y la reversión de los procesos de apertura
en los principales países petroleros y gaseros de América del Sur.
Subrayó que la llamada revolución energética
de Estados Unidos con el shale gas tiene un límite de alrededor de 10 años, debido a las características propias de la curva de producción de esos combustibles.
Por ello, Estados Unidos no ha modificado su política exterior de acoso y ocupación de países y territorios ricos en combustibles convencionales a fin de garantizar su futuro, sobre todo, una vez que las lutitas entren en declive. Ejemplo es el avance en el control de territorios en el Medio Oriente. El petróleo del Mar del Norte, dijo, es otro ejemplo del agotamiento del petróleo convencional. Esto da cuenta de la participación del Reino Unido en la invasión a Irak, las Malvinas y del fuerte cabildeo en la reforma energética a través del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). Esto apoya la idea de que, en efecto, existe una competencia por los recursos remanentes en el planeta aunque la visión dominante a corto plazo es de que la situación es hoy de abundancia de recursos.
Advirtió, que a fin de maximizar sus ganancias las corporaciones administrarán a su antojo las reservas y la producción de petróleo y gas de México.