sta pequeña población, de cerca de 25 mil habitantes, en la parte francesa de Suiza, se ha convertido en un referente musical al sumar cientos de horas de conciertos de los más diversos géneros.

A orillas del lago Leman o de Ginebra, el más extenso en la parte occidental de Europa, parte francés y parte suizo –72 kilómetros de longitud por 12 de anchura–, Montreux es sede del famoso festival de jazz que se lleva a cabo desde los años 60, el cual fue el arranque del prestigio que adquirió esta localidad como meca musical. A partir de los 70 se expandió a otros géneros musicales.

Como un mecanismo subliminal, Montreux ha quedado en el inconsciente colectivo mediante las piezas clásicas del hardrock. Smoke on the water (Humo sobre el agua), del grupo británico Deep Purple, fue inspirada en esta ciudad en 1971.

El grupo trabajaba en la ciudad en la grabación de su próximo álbum. Al asistir a un concierto de Frank Zappa, el techo del escenario se incendió cuando un espectador arrojó una luz de bengala. El humo sobre el lago fue la imagen que inspiró al considerado por muchos el himno del hardrock.

Freddy Mercury, líder del grupo británico Queen, hizo de Montreux su casa y templo de inspiración. Una estatua a orillas del lago honra su afecto por esta ciudad, donde se dice compuso gran parte de sus canciones.

Las estatuas de otras luminarias se en­cuentran en un bello jardín frente al Montreux Palace, hotel donde suelen hospedarse en su estancia en la ciudad. Pueden admirarse efigies de BB King, Ray Charles, Ella Fitzgerald, Aretha Franklin, Quincy Jones y el mexicano Carlos Santana.

Por Montreux han pasado, además de los más grandes en la escena del jazz, la voz que llevó Brasil al mundo, Elis Regina; el ya instalado en el pedestal de las deidades, Eric Clapton; así como Alice Cooper, Sting, Jethro Tull, Earth Wind and Fire y Lou Reed.

Alia Lira Hartmann, corresponsal