n papelería oficial y con la firma de la directora general del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA), Dulce María Rivas Godoy, una carta exhorta a sus trabajadores a que eviten retuitear, dar me gusta, reenviar o compartir mensajes que vulneran la imagen de nuestras instituciones, obstaculizando el progreso de nuestro estado, pues actuar en el mismo sentido representa una deslealtad que atenta contra la visión que hoy compartimos, lo que nos obliga a entender que si se encuentra fuera de ella, por ende, no comparte este proyecto de gobierno del cual orgullosamente formamos parte. El hecho fue considerado un acto de censura, pues al final el comunicado demanda a los servidores públicos que actúen en forma leal, discreta y cautelosa, sin hacer escarnio, difamando y prestándose a seguir propagando mensajes contrarios al ejercicio de gobierno.

El oficio fue aclarado tanto por la titular del ICA como por el secretario de Gobierno. Las versiones encontradas de estos funcionarios intentaron reducir el asunto a un llamado administrativo a los empleados para que hagan buen uso del equipo de trabajo durante la jornada laboral. De hecho, subrayaron que los trabajadores son libres de pensar lo que quieran y manifestarlo, pero fuera de su horario laboral. La amenaza ahí quedó: se pide silencio como muestra de lealtad. Si es o no un acto de censura se deja a la interpretación de los trabajadores.

No es un episodio menor y quedan muchos cabos sueltos. Si bien los funcionarios ya se exculparon, dejan muchas dudas, que siguen acumulándose: ¿cómo se da seguimiento a las publicaciones de los trabajadores en redes sociales? ¿Quién es el encargado de señalar si una interacción es leal al gobierno o si un me gusta o un retuiteo vulneran la imagen institucional? ¿Una manita en Facebook obstaculiza el progreso? A los empleados no les queda otra que guardar silencio, portarse bien, como señalan a los periodistas. Triste lealtad la que no se gana por confianza, sino se obtiene por miedo.

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