Martes 25 de agosto de 2015, p. 3
Nueva York
Durante años, los inversionistas en acciones estadunidenses restaron importancia a las amenazas –la paralización del gobierno de Estados Unidos, el temor al desplome del euro, la posibilidad de que Washington incurriera en mora– y seguían comprando valores.
En el sexto aniversario del mercado alcista en marzo, el índice Standard and Poor’s 500 se había triplicado con creces. Ahora es difícil hallar compradores.
Una ola de ventas sacudió los principales índices bursátiles y el S&P500 perdió casi 6 por ciento la semana pasada, su peor caída desde 2011.
Los indicadores mostraban otra caída pronunciada el lunes, lo que Wall Street califica de corrección
, o sea, una pérdida de 10 por ciento luego de alzas recientes.
Las correcciones son normales en un mercado alcista, una pausa en la marcha hacia arriba, y ésta se veía venir desde hacía tiempo. Suelen llegar cada 18 meses y la última había sido hace cuatro años.
El principal desencadenante de ventas la semana pasada fue la evidencia de una desaceleración de la economía china, pero hay muchos otros factores preocupantes.
Los temores sobre China
Pese a los esfuerzos de China por mantener la calma, su bolsa de valores ha sufrido vaivenes inesperados este verano. La semana pasada el gobierno anunció la devaluación de su moneda, y el viernes un índice sobre manufactura indicó que ese sector clave sigue contrayéndose.
Lo que ocurre en China incide sobre el resto del mundo y no solamente por ser la segunda economía mundial. La decreciente demanda china ha hecho bajar los precios de materias primas y su sorpresiva devaluación hizo que otros gobiernos hicieran lo mismo, suscitando temores de una posible guerra de divisas.
La baja del petróleo
La fuerte baja en los precios del petróleo el mes pasado ha sido una fuente de preocupación para los corredores. El crudo cayó el viernes por debajo de los 40 dólares el barril, el menor precio desde la crisis financiera de hace seis años.
Si el petróleo sigue bajando, probablemente arrastrará consigo el índice S&P500, que incluye perforadores y empresas energéticas. Las acciones de esas empresas han caído 35 por ciento en los 12 meses recientes.
Ganancias decepcionantes
Lo positivo de la baja del precio del petróleo es que el dinero que los automovilistas ahorran puede significar que lo inviertan en otros productos, pero los estadunidenses están optando por pagar deudas en vez de hacer compras.
La nueva frugalidad ayuda a explicar por qué el principal impulsor de los precios de las acciones –ganancias empresariales– ha sido tan decepcionante últimamente.
Cambio de impresión
La Reserva Federal ha indicado que, con la mejora de la economía, podría empezar a aumentar las tasas de interés para mantener la inflación a raya, quizás a partir del mes próximo. Durante años, los inversionistas han opinado que el mercado podría bajar fuertemente cuando el banco central empiece a elevar las tasas, que han permanecido casi en cero y a las que se acredita el alza en los precios de las acciones.
Esta semana los inversionistas empezaron a preocuparse exactamente por lo contrario. En las actas de la reunión del banco central en julio, difundidas el miércoles, los funcionarios manifestaron preocupación de que la desaceleración china imponga riesgos a la economía estadunidense. Los inversionistas se preguntaron si eso significa que el crecimiento aquí es frágil y empezaron a vender acciones.
Ernie Cecilia, director de inversiones de Bryn Mawr Trust, señaló que el cambio de impresión es paradójico. “El mercado, decía, ‘empieza a aumentar las tasas’ y ahora está preocupado de que la Reserva Federal se inquiete porque la economía se esté desacelerando”.