Para el historiador Enrique Semo, el filósofo y humanista Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011) fue un maestro brillante, un español profundamente mexicano, quien demostró la vigencia de la teoría de la praxis en los momentos más difíciles y peligrosos del movimiento socialista.

“En la utopía socialista –afirmó Semo– nunca ha habido certidumbre, todo gran proyecto tiene sus riesgos históricos, pero también su grado de posibilidad y necesidad que se derivan del conocimiento del presente y el pasado.”

En el Coloquio Internacional Adolfo Sánchez Vázquez: a cien años de su nacimiento, que se inició el martes en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 evocó sus años de estudiante en los que Sánchez Vázquez y Wenceslao Roces lo iniciaron en el marxismo.

Pensarnos como seres prácticos

Respecto de La filosofía de la praxis, libro del homenajeado, Semo explicó que el filósofo de origen español defendió la centralidad del concepto de la práctica frente al determinismo que a veces asoma en Marx y dominaba en el marxismo soviético y tiene como consecuencia disolver el papel de la subjetividad revolucionaria, y su papel en el proceso de la transformación de lo real.

Sánchez Vázquez nos invitaba a pensarnos como seres prácticos y creadores que al cambiar nuestro mundo nos producíamos a nosotros mismos. Una visión que influyó en toda América Latina en la recepción de la revolución cubana que rompía con muchos de los dogmas del marxismo ortodoxo y los años vertiginosos que siguieron hasta el 68.

Semo recordó las palabras de Sánchez Vázquez, quien postulaba: “El socialismo no sólo es un resultado posible y necesario históricamente, sino un ideal por cuya realización vale la pena organizarse y luchar. Y como tal requiere no sólo inteligencia, sino voluntad; no sólo conocimiento, sino convencimiento de su superioridad histórica y social.

La humanidad necesita, además, al socialismo para no desaparecer bajo otra alternativa: la barbarie, pero ahora en la forma extrema, absoluta, de la barbarie ecológica o nuclear.

En la mesa sobre socialismo, el antropólogo y sociólogo Roger Bartra enfocó su intervención en el texto Del socialismo científico al socialismo utópico y en el ensayo Ideas estéticas en los manuscritos económico-filosóficos de Marx.

Aseveró que Sánchez Vázquez en uno de sus textos afirma que la revolución es una praxis creadora y, por tanto, implica siempre una incursión en lo inesperado, en lo incierto, en lo imprevisible, y que en la creatividad de la praxis está la libertad de la necesidad, la que hace de los hombres auténticos utopistas capaces de crear verdaderos acontecimientos.

El economista Rolando Cordera, en su intervención, citó algunos textos de Adolfo Sánchez Vázquez en torno a la democracia y el socialismo. El filósofo, señaló, decía que el socialismo es en definitiva la democracia llevada hasta sus últimas consecuencias.

La socióloga Elvira Concheiro definió al homenajeado como un militante de la libertad y la igualdad, es decir, de la democracia y el socialismo.

El coloquio por el centenario natal de Sánchez Vázquez concluye hoy con una videoconferencia con el español Francisco José Martínez, la mesa Marxismos e historia, en la que participan Pablo González Casanova y Sergio Lomelí, entre otros. En la clausura, a las 19 horas, estarán presentes Gerardo de la Fuente y Juan Adolfo Moreno Sánchez.