El grupo Estado Islámico amenaza con seguir devastando el patrimonio de la humanidad
Martes 8 de septiembre de 2015, p. 6
Damasco.
Milicianos del grupo Estado Islámico (EI) cavan túneles debajo el histórico arco monumental en la milenaria Palmira y colocan cargas explosivas en un nuevo intento por continuar destruyendo el patrimonio cultural universal de esa ciudad siria.
El nuevo tesoro arquitectónico amenazado es una obra que data del siglo III y permitía el paso a la gran avenida de las Columnatas, una de las joyas que atesora Palmira declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980, por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Destrucción de torres funerarias
El viernes pasado, el director de Antigüedades y Museos de Siria, Mamoun Abdulkarim, confirmó la destrucción en Palmira de tres importantes torres funerarias de alto valor arqueológico por el grupo EI, que mantiene ocupada la ciudad desde mayo pasado.
Las torres destruidas corresponden a las célebres tumbas de Elahbel, Jamblique y Khitot, que simbolizaban el desarrollo económico de la ciudad en los primeros siglos de nuestra era
.
Unos días antes, el 30 de agosto, los extremistas del EI dinamitaron y destruyeron las ruinas del templo de Bel, un monumento con mil 983 años de historia. Ese recinto era una antigua construcción de piedra en ruinas, construido en el año 32 del siglo I, y estaba consagrado al dios semita Bel.
Monumentos destrozados
También el 24 de agosto fue destruido el templo de Baalshamin, joya arquitectónica de casi 2 mil años, después de dinamitarla con gran cantidad explosivos.
Este santuario, uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo, fue construido en el año 17, del siglo I, y sobrevivió a numerosos invasores y ocupantes.
Otros monumentos destrozados por el EI fueron el mausoleo dedicado a Mohammad Ben Alí, descendiente de la familia del profeta Alí Ben Abi Taleb, demolido por una explosión, y la estatua de la diosa Al-lat, una de las piezas arqueológicas más importantes que se preservaban en Palmira, que fue destruida a martillazos.