Madrid.

Osama Abdul Mohsen durmió profundamente por primera vez desde hace mucho tiempo. Diez días después de la zancadilla de una camarógrafa húngara, el refugiado sirio empezó una nueva vida en esta ciudad: fue invitado al Santiago Bernabéu para el partido de este sábado entre Granada y Real Madrid, su equipo favorito.

Además, le informaron que el viernes 25 podrá reunir a toda su familia en España y que en un mes recibirá el permiso de residencia y trabajo.

I love you Madrid, repetía Mohsen a su llegada a la céntrica estación de Atocha la madrugada del miércoles, acompañado por sus hijos Mohammad, de 18 años, y Zaid, de siete. Osama, que ya tiene un apartamento desde su llegada, podrá juntarse con su mujer, quien todavía está en Turquía con sus otros dos hijos.

La reagrupación familiar se concretará cuando haya seguridad de que puedan entrar y salir en las mismas condiciones del país turco, informó la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández.

Además, indicó que ya iniciaron los trámites para obtener la solicitud de escolarización y salud de los niños refugiados, ya que su padre tendrá el carnet rojo de demandante de asilo, además de que darán asistencia médica y sicológica para toda la familia.

Por su parte, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, comentó que el gobierno no pondrá ningún obstáculo ni objeción para que Mohsen pueda reunirse con sus parientes, rehacer su vida, integrarse en España y ser feliz con su familia. Su situación es extraordinaria, el principio humanitario está prevaleciendo por encima de toda consideración.

Miguel Ángel Galán, presidente de Cenafe, informó que Osama y Zaid son seguidores de los merengues y que uno de sus sueños era verlos jugar en el estadio Santiago Bernabéu.

Galán aseguró estar ansioso por formalizar la contratación de Osama: Es entrenador de futbol y queremos que ejerza como tal. Podrá formar a los entrenadores que tengan que ir a Dubái, a Qatar, a Egipto.

Por su parte, ante la pregunta de si es capaz de perdonar a la camarógrafa húngara, Mohsen respondió: Eso no es algo que una persona deba hacerle a alguien que lleva un niño, aunque luego de una pausa resumió: Fue una zancadilla bendita.