El 19 de septiembre de 1985 fueron los mexicanos más pobres los que aparecieron para rescatar a las víctimas del sismo que la mañana de ese jueves sacudió a la ciudad de México. El gobierno llegó después, recordó la escritora Elena Poniatowska.

Autora de crónicas publicadas en La Jornada y luego reunidas en el libro Nada, nadie. Las voces del temblor, en las que recogió los testimonios de quienes vivieron la tragedia y los días posteriores a la misma, recibió el reconocimiento Ángel de la Ciudad –que por primera vez otorga el Gobierno del Distrito Federal– en una ceremonia en la cual expresó que ese 19 de septiembre la ciudad sufrió un noble cambio de poder en su historia: la transformación de la gente en gobierno y del desorden oficial en orden civil.

Ante el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera Espinosa, la escritora rememoró cómo los capitalinos vaciaron las tlapalerías de picos y palas y empezaron escarbar. Resaltó que fue la gente común, la que pasaba por la calle, la que hizo largas y fuertes cadenas con sus brazos para salvar vidas de entre los escombros. “Las grúas, los tractores, los tanques de oxígeno llegaron después.

El 19 de septiembre, los mexicanos pobres comprendieron que estaban solos, que ningún gobierno los iba a ayudar, por lo que fueron los voluntarios, la mayoría de ellos jóvenes, los que se movilizaron por toda la ciudad, organizaron el tránsito, crearon grupos de ayuda alrededor de los hospitales y edificios caídos, con las manos sangrantes por los trabajos de rescate.

Cielito lindo en Tlatelolco

En ese acto también fue reconocido el tenor Placido Domingo, quien tuvo una participación activa durante las labores de rescate y que en su intervención recordó que perdió a cuatro familiares en el sismo de 1985, pero que, en contraparte, un sobrino suyo fue uno de los sobrevivientes.

Más tarde, el tenor encabezó un concierto a la memoria de las víctimas y los rescatistas, organizado por el Gobierno del Distrito Federal, el cual concluyó con una celebración a la vida y a la memoria.

Al termino del programa, en el que se interpretó el Réquiem, de Giuseppe Verdi, bajo la batuta del mismo Plácido Domingo, Elena Poniatowska y los integrantes de la Filarmónica de la Ciudad de México se unieron al espontáneo coro formado por los cerca de 5 mil asistentes en la Plaza de las Tres Culturas del conjunto habitacional de Tlatelolco, en medio de una intermitente lluvia, para interpretar de manera emotiva la tradicional canción mexicana de Cielito lindo.

También fueron reconocidos el escritor Carlos Monsiváis, el periodista Jacobo Zabludovsky, quienes estuvieron representados por Beatriz Sánchez Monsiváis, hermana del primero, y Sarita Nerubay de Zabludovsky, esposa del segundo.

A ellos se sumaron la líder del sindicato de costureras, Evangelina Corona; el fundador de Los Topos, Francisco Javier del Razo; Cuauhtémoc Abarca Chávez, el de la Coordinadora de Residentes de Tlatelolco; el investigador Cinna Lomnitz Aronsfrau, quien contribuyó a la creación del Centro Nacional de Prevención de Desastres; y a nombre del heroico cuerpo de bomberos de la ciudad, su titular, Raúl Esquivel Carvajal.

Mancera Espinosa destacó que los galardonados son ángeles de la ciudad comprometidos con la capital del país. El gobierno está emocionado por la fecha, por lo que se conmemora, por todo lo que se vivió, por todo lo que aquí se ha dicho, manifestó.

Nos ilusiona reconocer a Ángeles de la Ciudad, a gente comprometida con esta capital que en su representación, en el símbolo mismo que hoy tienen en sus manos, llevan también la fuerza de muchos ciudadanos, destacó el mandatario capitalino.

Al final de la ceremonia, la escritora Elena Poniatowska señaló que “las réplicas de ese temblor todavía vibran, porque hace apenas un año, el 26 de septiembre de 2014, 43 estudiantes, normalistas de Ayotzinapa, desaparecieron y aún no los encuentran.