Con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno federal también ocurrió una regresión en el ejercicio del poder político y, en ese contexto, las oposiciones se sienten más observadas e incluso amenazadas, pero también se vuelven necesarias para generar equilibrios, definió el coordinador de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, Clemente Castañeda Hoeflich.

De otra manera sería gravísimo que el PRI y el poder presidencial se sintieran sin ningún contrapeso para hacer del país lo que les dé la gana, dijo en entrevista con La Jornada.

Sin embargo, acotó, debe hacerse diferencia de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), que respaldaron el Pacto por México y que son corresponsables del fracaso del país.

La agenda de Movimiento Ciudadano en la 63 Legislatura tiene cuatro ejes principales: austeridad en el gasto público, ante el reclamo público del manejo del presupuesto con más controles; fortalecer la participación ciudadana, porque las figuras de referendo, plebiscito e iniciativa popular no funcionan y no hay instrumentos que le den poder a los ciudadanos. Combate a la corrupción, a profundidad, en un momento en que la Secretaría de la Función Pública está convertida en una caricatura y eso es inadmisible; y defensa de los derechos humanos, ante la incapacidad del Estado de garantizarlos y la violación sistemática a los de grupos vulnerables, periodistas y activistas.

–Son puntos que hablan de un momento muy adverso del país –se le comentó.

–La vuelta del PRI al poder también trajo prácticas que pensamos habían sido desterradas y que de manera optimista deseamos sean los saldos de la alternancia.

“Sin embargo, lo que vemos es una regresión, un retorno al centralismo en el diseño institucional y de ejercicio del poder político. Las reformas recentralizan atribuciones que tenían los estados, desde el mando de las policías hasta la representación pública, incluida la parte electoral.

Hay una concentración del poder, pero además una tentación de ejercerlo de manera arbitraria y autoritaria.

–¿Qué lectura tiene de cómo terminará el sexenio?

–El gobierno de la República está a la deriva, no tiene rumbo. En pocos meses se le agotó su proyecto.

“En los rubros más importantes ha dejado mucho que desear, en el económico y de seguridad, para poner quizá los más importantes. Es un gobierno que busca cómo salir lo mejor librado, que trata de reaccionar frente a una legítima y creciente inconformidad.

Lejos de ver en el gobierno medidas emergentes, drásticas, incluso radicales para enfrentar los problemas que surgen en el país, me parece que quiere reaccionar, pero no lo logra.

–¿La conclusión del sexenio será trágica?

–Lo que sucede en el país es una tragedia, y no tenemos un gobierno que esté a la altura de las expectativas ni de las necesidades.

–¿Eso electoralmente cómo se traduciría para Movimiento Ciudadano?

–El PRI-gobierno ha sufrido un terrible desgaste. Habrá condiciones electorales muy favorables para que alternativas distintas a las de los partidos de siempre emerjan en el escenario electoral.

Hay partidos que se dicen oposición, pero que no han actuado como tal, y en el PAN veo una obsesión por reivindicar la paternidad de esas reformas y lo pelean todos los días con el PRI. Y en el caso del PRD viven en un conflicto interno con un silencio culposo, porque sabe que se equivocó al acompañar esa aventura del Pacto por México.

–Con la nueva composición de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, que tenía una conducción única, ¿hay un viraje?

–Por supuesto que hay un viraje en la cámara y en el perfil de los diputados de Movimiento Ciudadano; la mayoría provenimos de Jalisco y es una participación fuerte, marcada, que le impondrá un sello característico. Pero aclaro, somos un proyecto de carácter nacional.