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La periodista y escritora presenta a la prensa Dos veces única, su libro más reciente

México vive una situación política aterradora, dice Poniatowska

A punto de cumplirse un año de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, se tiene un asunto cuya solución fue dar a las personas una gran mentira, opina la colaboradora de La Jornada

Esa novela retrata a Guadalupe Marín, quien es como la Coatlicue, mujer que sabe de la crueldad

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Elena Poniatowska, en la sala Adamo Boari del Palacio de Belllas Artes, donde impartió cátedra del oficio periodístico que, dijo, “consiste en escuchar y retener, ir y volver, mirar y contar. Me gusta mucho oír y que me informen, apuntar rápido en una libreta Scribe, ‘reportear’. Me encanta recortar al prójimo. Cada día, como carpintero, como un barrendero vuelvo a lo mismo. Recojo. Recojo voces. Recojo caras, recojo manos, recojo ficciones, recojo prodigiosas mentiras que son la verdad de cada uno”Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de septiembre de 2015, p. 3

La situación política que vive México estos días es aterradora, considera la periodista y escritora Elena Poniatowska.

Durante la conferencia de prensa en la que presentó su obra más reciente, Dos veces única, biografía novelada sobre Guadalupe Marín (1895-1983), segunda esposa de Diego Rivera, dijo que cuando estamos a punto de cumplir un año de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, tenemos un asunto cuya solución fue dar a las personas una gran, gran mentira. Es intragable e insoportable que digan que fueron quemados. Eso nos duele.

A propósito de su obra, en la que presenta a una Lupe Marín dura, difícil, más cercana a una Coatlicue, la colaboradora de La Jornada explicó que se trata de un libro para honrar a una familia dentro de un país que es México, que representa al mejor pasado de México, muy superior al que tenemos ahora.

Poniatowska comenzó su encuentro con representantes de los medios de comunicación con la aclaración de que ella es, ante todo, periodista, y lo voy a ser hasta el día que me muera.

Ante sus jóvenes colegas, impartió cátedra acerca del oficio periodístico, que consiste en escuchar y retener, ir y volver, mirar y contar. Me gusta mucho oír y que me informen, apuntar rápido, rápido en una libreta Scribe, reportear. También me encanta recortar al prójimo. Cada día, como carpintero, como un barrendero, vuelvo a lo mismo. Recojo. Recojo voces. Recojo caras, recojo manos, recojo ficciones, recojo prodigiosas mentiras que son la verdad de cada uno.

En un texto que repartió a los asistentes, detalló que desde los 21 años “trabajo como burro. ¿Sirve de algo? ¿Ha servido de algo? Viví en un México feliz en el que todos éramos jóvenes. Ahora vivo en un México en el que se mata a los jóvenes. ¿Salvé a alguien con tanto periodismo? ¿Me salvé? ¿Quién nos salva de nosotros mismos? ¿Quién le salva la vida a quién?

“Una certeza tengo: el periodismo ha sido mi escuela, mi condena y finalmente la única manera que encontré de estar sobre la tierra al lado de tres hijos, 10 nietos, varios perros y dos gatos muy mañosos, Monsi y Vais.”

Gran figura mexicana

Elena Poniatowska comentó que decidió hacer la novela acerca de Lupe Marín, pues esta mujer, a pesar de Frida Kahlo, quien se la tragó, fue una gran figura mexicana. Tenía ojos de sulfato de cobre, verdes-azules, totalmente inesperados e inauditos. No se ha dicho lo suficiente que se casó también con un poeta y quizá el mayor crítico mexicano, Jorge Cuesta, uno de los integrantes más importantes, junto con José Gorostiza, de los Contemporáneos. Jorge se enamoró perdidamente de Lupe Marín y ella lo destruyó, era capaz de eso. No es un personaje dulce, es un poco como la Coatlicue, una mujer que sabe de la crueldad.

Acerca de Angelina Beloff, señaló Poniatowska, “Lupe, quien era brava, me dijo un día que era una ‘toalla mojada’. A Diego le pegaba todo el día, pues ella era de dar cachetadas, trompadas, patadas. A Frida le hacía comidas que les llevaba a la Casa Azul, pero jamás quiso a Frida.

“Dos veces única no es un libro para alabar a Frida; ella ya está más allá, al lado de la Virgen de Guadalupe”, bromeó Elena.

Lupe Marín quiso estar a la altura de las amistades de Diego Rivera, un selecto grupo de intelectuales, “y lo estuvo, con sus ocurrencias e ingenio, y también con sus lecturas. Ella tenía que ser el centro de un grupo de genios, de personas muy inteligentes, y llamaba la atención, sobresalía.

También tenía un criterio; le decía cosas muy buenas a Diego, no como un crítico de arte, pero por ejemplo le indicaba aquí te faltó rojo, aquí verde, este está mal dibujado, y le llevaba su itacate a Palacio Nacional, donde estuviera él pintando. Y además se acostó con él y le dio mucho placer, eso espero. Les voy a decir algo muy grosero: creo que cogía bien... ay, no, hay cámaras, ¡Dios mío!, soltó Poniatowska con su acostumbrada gracia y los presentes estallaron en carcajadas.

Dos veces única será presentado por la hija de Lupe Marín, Guadalupe Rivera Marín, y la actriz Silvia Pinal, quien conoció y formó parte de aquella época, dijo Poniatowska, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro), el 8 de octubre a las 20 horas.