Donan el archivo del investigador y sus hermanas agradecen el homenaje en Bellas Artes
el último de los Contemporáneos
Jueves 24 de septiembre de 2015, p. 5
El archivo personal de Miguel Capistrán (1939-2012) fue donado por sus familiares y entregado de manera simbólica a la Academia Mexicana de la Lengua, en el homenaje que se rindió al investigador, ensayista, editor y cronista veracruzano la noche del martes en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Ahí Felipe Garrido, Adolfo Castañón, Vicente Quirarte y Michel Schuessler encomiaron la honestidad intelectual, conciencia crítica y generosidad de Capistrán.
Reconocieron sus trabajos, entre los que figuran el rescate del olvido
, que realizó –junto con su colega Luis Mario Schneider– de la obra del poeta Jorge Cuesta, labor que se concretó en cuatro libros.
Asimismo, recordaron los trabajos similares que hizo sobre Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Gilberto Owen y, sobre todo, su interés en torno al grupo los Contemporáneos.
Se destacó que fue Capistrán quien gracias a sus esfuerzos y auspicios, trajo a México dos veces (en 1973 y 1978), al escritor argentino Jorge Luis Borges.
“Las pirámides de Teotihuacán, Palenque o Chichén Itzá son bien conocidas; no tanto los nombres de Manuel Gamio, Alberto Ruz Lhuillier y Edward Thompson, los arqueólogos que las descubrieron.
Ocurre lo mismo en el ámbito de las letras: Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Alí Chumacero, entre otros, son nombres bien conocidos. Y la figura, estrechamente vinculada a ellos, es Miguel Capistrán.
Su quehacer aparece como una contraseña entre iniciados
, apuntó Castañón.
Capistrán fue un coleccionista de objetos, afectos, manuscritos y precisiones; discreto abogado de la causa homosexual en México, fue amigo y secretario de Salvador Novo, confidente de Gorostiza, lector de Óscar Wilde. Fue una suerte de dandi criollo, vestido con ropa casual y boina deportiva, una especie de hormiga industriosa en las hemerotecas, un bibliófilo y bibliómano, pertenece a esa generación de autodidactas audaces, buscador de tesoros, colaborador nómada de revistas y periódicos.
El acervo fue donado por Julia y Francisca Capistrán, hermanas del homenajeado.
Julia Capistrán agradeció que el homenaje se haya denominado Miguel Capistrán: el último de los Contemporáneos. Mi hermano se hubiera sentido muy honrado por ser incluido en ese movimiento cultural. La vida de Miguel fue de servicio a la literatura. Le gustaba compartir su conocimiento con todo aquel que quisiera y tuviera la paciencia de escucharlo
, concluyó.
El deceso de Capistrán, el 25 de septiembre de 2012, postergó para siempre su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, que sería el 9 de octubre de ese año.