Sábado 26 de septiembre de 2015, p. a16
En los estantes de novedades discográficas esplende una nueva colección que desmiente la tan anunciada como improbable desaparición del formato disco compacto: Original Jacket.
Recupera grabaciones insuperadas pero casi inconseguibles. Su título obedece a que en toda la serie el rescate incluye la funda (jacket) original. El listado de intérpretes, autores y momentos culminantes es sencillamente impresionante. No tiene desperdicio.
Nos detendremos por el momento en uno de esos discos, en este caso doble, dado el asombro que despierta su escucha como la serie de cualidades que acuna.
Las Seis Suites para Violonchelo Solo de Johann Sebastian Bach (1685-1750) interpretadas por Paul Tortelier (1914-1990), en una grabación que realizó en una iglesia londinense en 1982, se editan ahora a partir de los másters originales en estéreo y remasterizados en los estudios Abbey Road de Londres.
El resultado deja atónito al escucha. Arqueo, digitaciones, fraseo singular y sobre todo la fidelidad a la partitura, entre otras cualidades, hacen de esta versión de una de las obras cumbre: un tesoro.
Paul Tortelier nació en París y fue primer chelo en las mejores orquestas europeas; su versión del poema sinfónico Don Quijote, de Richard Strauss, fue su mejor carta de presentación; de hecho la interpretó bajo la dirección del autor.
Sir Thomas Beecham, una de las más grandes batutas en la historia, lo llevó a Londres luego de escucharlo en Ámsterdam con la obra referida. Mi muchacho
, le decía al joven maravilla y así lo presentaba por doquier.
El muchacho cultivó una devoción particular por el máximo violonchelista de todas las eras: Pau Casals (1876-1973). Su hija mayor, pianista quien lo acompañó en sus muchos recitales para piano y chelo, se llama María de la Pau, en honor al chelista catalán (ella aparece en la foto superior derecha de esta página peinando a su padre).
Nadie discute a Casals la supremacía en la interpretación de las Seis Suites para Chelo Solo de Bach. Es piedra de toque.
Las muchas y asombrosas versiones que se multiplican luego de las de Casals poseen unicidad y valías. La versión de Tortelier, que hoy nos ocupa, tampoco tiene discusión. Es fascinante.
Desde el misterioso, cautivante Preludio de la Suite Primera, uno de los pasajes instrumentales definitivos, Tortelier imprime patente de corso. Ocurre el máximo asombro: el melómano experto que creía saber de memoria cada recoveco de esta obra monumental, obtiene esa victoriosa sensación de que está escuchando estas obras por primera vez, merced a la creatividad, inventiva, imaginación que imprime el intérprete, Paul Tortelier, precisamente en cada recoveco.
La intensidad, la magia, el candor e incandescencia que logra Tortelier en este primer Preludio refuerza, sin proponérselo, la hipótesis creciente de que fue una mujer, Anna Magdalena Bach, esposa del compositor, quien en realidad escribió algunas obras importantes firmadas por El Padre de la Música, entre ellas las Seis Suites para Chelo Solo (http://goo.gl/92RhZj), caso semejante a la hipótesis creciente de que algunas de las partituras de Volfi Mozart fueron escritas por su amada hermana, Nannerl.
Resulta obvia la razón por la cual no se reconocen, vaya ni siquiera se acepta la posibilidad, de ambos asertos: la cultura machista dominante. Los complejos.
De manera que frente a la versión canónica, la de Pau Casals, la de Paul Tortelier ofrece zonas tan interesantes como la arriba comentada, al mismo tiempo que planta referentes en otros territorios, por ejemplo la libertad posible que se logra con talento, frente a la condición de guardar fidelidad a la partitura original. En eso consiste una obra de arte de interpretación musical y es el caso del disco doble al que hoy nos referimos.
Por cierto, además de la calidad enhiesta de sus contenidos, otra virtud de la serie Original Jacket, de la disquera Warner Classics, es su precio asombrosamente accesible (119 pesos en este caso, porque el álbum contiene dos discos compactos). Así que, ¿quién dijo muerte del disco compacto
?