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Impone el ambiente límites éticos que se deben respetar: Francisco

Trabajo, tierra y libertad, ejes del discurso del Papa

Enfrentan los pobres la cultura del descarte

Aborda en la ONU la guerra contra el narcotráfico, la trata de personas y la corrupción

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La escala del Papa en Nueva York culminó en el Madison Square Garden, donde celebró una misa ante miles de fielesFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 26 de septiembre de 2015, p. 17

Nueva York.

Techo, trabajo, tierra y libertad y la proclamación de un derecho del ambiente fueron los ejes del mensaje del papa Francisco ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en su 70 aniversario.

En su segundo día en Nueva York, el papa Francisco habló ante los más altos y los de más abajo, desde la cúpula mundial a los jornaleros y trabajadores migrantes indocumentados.

Ante la Asamblea General, el Papa argentino ofreció un marco moral para la política mundial. Reconoció los grandes avances y logros que ha aportado la ONU en 70 años, pero afirmó que el panorama mundial hoy nos presenta muchos falsos derechos y, a la vez, grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder: el ambiente natural y el vasto mundo de mujeres y hombres excluidos.

Subrayó que existe un verdadero derecho del ambiente, pues no se puede separar al ser humano del ambiente y éste impone límites éticos que la acción humana deber reconocer y respetar. Por ello sentenció: cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad.

En torno a la exclusión, llamó a que los gobernantes han de hacer todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad, y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Este mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad de espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y todos los otros derechos cívicos.

Condiciones espirituales básicas

Por todo esto, la medida y el indicador más simple y adecuado del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo será el acceso efectivo, práctico e inmediato, para todos, a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda propia, trabajo digno y debidamente remunerado, alimentación adecuada, agua potable y libertad religiosa, y más en general de espíritu y educación. Al mismo tiempo, “estos pilares del desarrollo humano integral tienen un fundamento común, que es el derecho a la vida…”

Jorge Mario Bergoglio agregó que la exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son, al mismo tiempo, obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente o lo que llamó la cultura del descarte

Propuso que los organismos financieros internacionales velen por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia

En torno al eterno problema para el cual supuestamente se creó la ONU, indicó que “la guerra es la negación de todos los derechos y una dramática agresión al ambiente. Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y los pueblos. Al mismo tiempo, pidió por la total prohibición de las armas nucleares.

Y se refirió a otra clase de guerra “que viven muchas de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico. Una guerra ‘asumida’ y pobremente combatida. El narcotráfico por su propia dinámica va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción. Corrupción que ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones”.

Ante diversos mandatarios, ministros y embajadores, entre ellos Raúl Castro, Angela Merkel y la premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, citó un verso de su pueblo: “El gaucho Martín Fierro, un clásico de la literatura de mi tierra natal, canta: ‘Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera’”.

Explicó: El mundo contemporáneo, aparentemente conexo, experimenta una creciente y sostenida fragmentación social que pone en riesgo todo fundamento de la vida social y por tanto termina por enfrentarnos unos con otros para preservar los propios intereses. [El discurso íntegro]

Aun no se sabe cual será el efecto Francisco en la sede de la comunidad mundial, pero algunos se preguntaban si fue responsable, al menos en parte, de la renuncia inesperada del hombre más poderoso del Congreso, el presidente de la cámara baja John Boehner –su anfitrión hace sólo 24 horas– anunciada mientras hablaba el Papa ante la ONU.

Pero su efecto en las calles de Nueva York era evidente, con miles de personas buscando por lo menos un vistazo del Papa. En sus rutas, en sus destinos, masas –no sólo de católicos– se acercaban lo mas posible mientras se desplegaba tal vez el mayor operativo de seguridad en esta ciudad.

De la ONU, Francisco fue a la zona cero a rendir homenaje a las víctimas del peor atentado terrorista extranjero en este país. Ahí convivó con familiares de víctimas y rescatistas, y rezó con líderes de otras religiones (incluyendo musulmanes y judíos). Lamentó una mentalidad que sólo conoce la violencia, el odio y la venganza. Advirtió contra la imposición de la uniformidad y a favor de una diversidad aceptada y reconciliada.

Del sur de Manhattan cruzó la ciudad hacia el norte para llegar al este de Harlem, más conocido como El Barrio, para encontrarse con alumnos de primaria de escuelas católicas, a quienes les dijo es bello tener sueños y poder luchar por ellos. Ahí mismo sostuvo un breve dialogo con decenas de trabajadores inmigrantes (entre ellos varios mexicanos) y menores de edad que llegaron al país sin compañía.

De regreso al centro de la isla recorrió una sección del Parque Central en su papamóvil, saludando a miles que habían esperado horas a lo largo de esa ruta.

La escala en Nueva York culminó en el Madison Square Garden, convertido en una megaparroquia, pues en lugar de partidos de basquetbol o de hockey se celebró una misa, con un Jesús crucificado, ante 20 mil fieles. Ahí se sentó en un sillón sencillo y frente un altar construido para él por jornaleros de México y Centroamérica.

Antes de la llegada de la superestrella se ofreció un show con la participación de cantantes como Gloria Estefan, Harry Connick y Jennifer Hudson (quien cantó el Aleluya de Leonard Cohen) y habló el actor Martin Sheen, entre otros.

La noche de este viernes, el Papa partió para Filadelfia en la escala final de su gira por Estados Unidos.