Investigadores y expertos en temas educativos alertaron que las Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica, emitidas por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), buscan crear un nuevo perfil de quienes serán maestros, pero también aplicar cambios muy profundos en la forma como se educa y para qué se educa.

En entrevista por separado, Juan Manuel Rendón, ex rector de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, y Roberto González Villareal, profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), coincidieron en que el INEE se ha convertido en una especie de supersecretaría y en un instrumento de dominación que pretende dictar e imponer, sin consultar a nadie, cambios sustantivos en la profesión docente.

De acuerdo con el documento emitido por el INEE, las autoridades educativas federales y locales, así como las normales públicas y privadas, deberán acatar las directrices dictadas por el organismo autónomo en cuatro ejes:

Fortalecer la organización académica de las escuelas normales, desarrollar un marco común de educación superior para la formación inicial de docentes, crear un sistema nacional de información y prospectiva docente, y organizar un sistema de evaluación de la oferta de formación inicial.

Rendón señaló que el organismo autónomo busca trazar la líneas de acción estratégicas por donde deben transitar las escuelas normales del país. Y abre una pugna por el control de quienes decidirán lo que ocurre en las escuelas formadoras de docentes.

Por ello, calificó como lamentable que no se escuche a los actores principales en el proceso de formación de los futuros docentes. Sin la participación de sus comunidades académicas, alumnos y expertos, se profundizará el verticalismo y el autoritarismo con que operan muchas de estas instituciones. A las normales se les sigue tratando como menores de edad, incapaces de construir por sí mismas alternativas que permitan su fortalecimiento.

Al respecto, González Villareal, afirmó que el INEE se está definiendo cada vez más no como un instituto de evaluación, sino como un instrumento de dominación, amenazante.

Agregó que la reforma educativa, con la que se fortalece la aplicación de evaluaciones a nivel transversal en todo el sistema educativo nacional, busca transformaciones radicales y de fondo para alcanzar un viejo anhelo: reformular y controlar la profesión docente.

Inició con los maestros frente a grupo en educación básica, dijo, y ahora continúa con los formadores de formadores y los profesionales de la educación. Vamos hacia la construcción de un pensamiento único en el proceso formativo. El objetivo es la certificación de la profesión docente, y para ello requieren un currículum y perfil único.

Enfrentamos, agregó, una transformación pedagógica y de sus subjetividades, pues se impulsan diversas formas de control profesional a través del INEE, que busca hacer de la evaluación un instrumento transversal para impulsar cambios muy profundos, en que un grupo hegemónico defina a quién educamos, cómo y para qué.

Por ello, consideró necesario profundizar en el análisis de la reforma educativa y sus estrategias, para entender los objetivos de fondo, que van más allá de las modificaciones en las condiciones laborales del magisterio. Las resistencias deben salir de su esquema gremialista, tener capacidad de autocrítica de los mecanismos de lucha y entender todos que no sólo se afectará a los maestros de educación básica y media superior, es un cambio radical en la profesión docente y en el sistema educativo.