Jueves 1º de octubre de 2015, p. 3
El Auditorio Nacional se ha convertido en el mejor lugar de México para disfrutar del arte operístico. Las mejores condiciones de isóptica, comodidad, alta definición en imagen y sonido, además de una sofisticada y novedosa manera de transmitir en vivo las funciones desde el Metropolitan Opera House de Nueva York (encuadres insólitos, cámaras que siguen a los cantantes desde el camerino hacia el proscenio y viceversa, escenas que ningún espectador en el teatro puede ver, dada la profusión de cámaras y la pericia de quienes realizan la edición), hacen imperdibles las funciones que este sábado se inician en ese coso de excelencia.
Un atractivo mayúsculo en esta primera transmisión: el privilegio de ver y escuchar a dos monstruos sacralizados laicamente: el extraordinario barítono ruso Dmitri Hvorostovsky, a quien por cierto acaban de diagnosticarle un tumor en el cerebro y hace un paréntesis en el tratamiento que sigue en Alemania para cantar el papel del Conde di Luna, de la ópera Il Trovatore de Giuseppe Verdi. En la función de estreno cantó como los dioses, según consignó la crítica especializada y causó furor; una lluvia de flores y ovaciones exaltadas lo coronó. Se espera que este sábado supere tal hazaña. Cantará al lado de su paisana, la soprano ruso-austriaca Anna Netrebko, quien encarnará el papel de Leonora en esta obra maestra verdiana.
Empezará así una temporada de privilegio en el Auditorio Nacional.