El salario mínimo
Un acuerdo no escrito
La cruzada de Mancera
l jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, decidió, para bien o mal, desenmascarar uno de los vicios más perniciosos para la sociedad mexicana en su conjunto; el acuerdo no escrito del Banco de México y los empresarios de este país para contener el alza de los salarios, con el fin de evitar, según ellos cuentan, un incremento en los porcentajes de inflación, y de paso, y por ello, como ha declarado el propio mandatario, sostener la estabilidad económica de las clases sociales alta y media sobre la miseria de millones de trabajadores mexicanos.
Según la información que ha proporcionado el Inegi, en el primer año del gobierno actual, la desigualdad en la distribución de la riqueza se convirtió en uno de los renglones de mayor injusticia en el país en los pasados 44 años, y ello tendría que estudiarse –nos parece que ya se hace– como un factor principal en la generación de la violencia que destroza al país.
Es decir, la propuesta de Mancera que se recogió para aumentar un poco los salarios mínimos no es, ni con mucho, el remedio; por el contrario, mientras más se contenga el incremento a los salarios, más gente se hará rica y muchos más caerán en la pobreza. Es simple: para la Cepal, el único país del continente donde las remuneraciones salariales están por abajo de la línea de pobreza es México.
El universo del salario mínimo, o menos, está compuesto por más de 6 millones de personas, que ahora recibirán un poco más que el año pasado, pero que de ninguna manera podrán resolver sus graves problemas de alimentación, para empezar, y que no parecen tener un mejor futuro si no se hace caso a las políticas salariales que ha marcado Miguel Ángel Mancera, y que ha tenido que aceptar, porque así se lo ordenaron, el secretario federal del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida.
Pero además, o lo peor, es que ahora hay personajes en el gobierno de la ciudad que pretenden sorprender de que desde sus oficinas nació la idea del incremento a los salarios más bajos, sin importar siquiera que quede en entredicho el trabajo de Mancera. Lo bueno es que quienes han seguido de cerca este proceso saben que la propuesta se debe al estudio y análisis que Mancera hizo para el DF.
Total, respecto de lo que sucedía con el dinero mínimo que cobraban los trabajadores hace unos 30 años y lo que hoy día pueden comprar quienes reciben esa remuneración es que ha perdido 76 por ciento de su poder de compra. Mayores datos para establecer las razones de la pobreza-violencia que matan al país no se pueden dar.
El problema se ha prolongado, pero la decisión de Mancera para frenar esa injusticia hoy es un tema de primera importancia en todo el país, y se ha propalado entre muchos trabajadores que –más allá de los sindicatos blancos, que existen por todo el país– se tratan de organizar para cambiar el destino que desde alguna lúgubre oficina se les ha construido.
De pasadita
Nos dicen que en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, los magistrados ya no quieren dar su apoyo al actual presidente, Édgar Elías Azar. Las acusaciones en contra de ese funcionario son considerables, pero pese a ello pretende ser relecto, y por ello ya hay muchos trabajadores del organismo que están dispuestos a impedir que eso suceda. Ya le daremos más información.