Las remesas se consolidaron como una de las principales fuentes de divisas para el país, arriba de la exportación de petróleo y la llegada de turistas extranjeros, en un momento en que la migración hacia Estados Unidos comenzó a crecer nuevamente después de varios años de permanecer prácticamente sin cambio, de acuerdo con información divulgada este jueves por el Banco de México y analistas privados.

Entre enero y agosto, las remesas de trabajadores mexicanos en Estados Unidos sumaron 16 mil 578 millones de dólares, 6 por ciento más que en el mismo periodo de 2014, informó el Banco de México. El flujo de estos recursos acumuló en agosto siete meses consecutivos de crecimiento, de acuerdo con el banco central.

Este jueves, durante una comparecencia en la Cámara de Diputados, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, aseguró que la depreciación de la moneda nacional ha derivado en un incremento de 25 por ciento en el ingreso en pesos de quienes que reciben dólares de familiares que trabajan en Estados Unidos.

En agosto llegaron 2 mil 266.4 millones de dólares en remesas, cantidad que representó un incremento de 13 por ciento, en comparación con los 2 mil 4 millones de dólares del mismo mes de 2014, de acuerdo con la información del banco central.

Los 16 mil 578 millones de dólares de remesas entre enero y agosto pasados es una cantidad que superó en 21 por ciento el ingreso de divisas por la exportación de petróleo crudo en el mismo periodo que fue, de acuerdo con Petróleos Mexicanos, de 13 mil 633 millones de dólares.

Las remesas también superan el ingreso de divisas por turismo, aunque los últimos datos disponibles respecto del gasto que realizan aquí los visitantes extranjeros son a julio, mientras los de remesas están actualizados a agosto. El turismo aportó al país 10 mil 721 millones de dólares entre enero y julio, con un promedio mensual de mil 531 millones de dólares, de acuerdo con datos del Sistema Nacional de la Información Estadística del Sector Turismo (Datatur).

La migración de mexicanos a Estados Unidos prácticamente se paralizó a raíz de la recesión de 2008-2009, luego de que en los primeros años de este siglo cada año medio millón de mexicanos, en promedio, cruzó la frontera. Esa situación está cambiando, de acuerdo con un reporte del Bank of America Merrill Lynch.

Los mexicanos están reanudando la migración a Estados Unidos, lo que a su vez aumenta las remesas en México. A pesar de que no prevemos que la migración alcance los niveles anteriores a la recesión en Estados Unidos, un mayor crecimiento en el país del norte significa mayor demanda de trabajadores mexicanos. Mayores remesas son positivas para el consumo y para el peso, comentó Carlos Capistrán, economista en jefe para México de Bank of America Merrill Lynch.

La demanda de mano de obra mexicana en aquel país aumenta conforme la economía estadunidense se fortalece, lo que a su vez incrementa la migración y las remesas, explicó.

En el periodo entre las dos crisis, la del tequila en México de 1994 a 1995 y la recesión en Estados Unidos de 2008 y 2009, la migración de México hacia aquel país fue enorme, dijo.

La migración neta se movió de 53.2 personas por 10 mil habitantes a finales de 2006 y principios de 2007, a 8.5 por cada 10 mil al final de 2010 y principios de 2011.

Conforme la economía de Estados Unidos se ha recuperado de la gran recesión, la migración a Estados Unidos se ha reiniciado lentamente, y para el tercer trimestre de 2014 se colocó en 24.7 migrantes por cada 10 mil habitantes, agregó Capistrán.

No se prevé que la tasa de migración alcance los niveles del periodo entre las dos crisis. La migración depende de los diferenciales del crecimiento del producto interno bruto y los salarios entre México y Estados Unidos. El primero no será tan abierto como en el periodo entre las crisis. El potencial de crecimiento de México probablemente está aumentando después de las reformas estructurales aprobadas en los últimos años. Por otro lado, es probable que el potencial de crecimiento de Estados Unidos sea menor, si acaso, como consecuencia del largo proceso de saneamiento tras las crisis financiera e hipotecaria, apuntó.