Uno muere de tristeza al no encontrar a su gente
Domingo 4 de octubre de 2015, p. 3
Para los familiares de personas desaparecidas, no hay justicia en México. Uno muere de tristeza al no encontrar a su gente; he muerto mil veces y no hallo a mi familia
, contó José Carlos Castro, cuya esposa y dos hijas fueron secuestradas en enero de 2011 en Xalapa, Veracruz.
Es una de las historias contadas durante el foro internacional sobre personas desaparecidas en México, que esta semana fue convocado en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco, mientras transcurría la visita de una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que consideró la desaparición forzada como una práctica alarmante
en el país.
Desde la desaparición de sus familiares, Castro se dio a la tarea, como muchos otros afectados, de iniciar la búsqueda en grupos o formando una organización, “yendo y viniendo, hablando con autoridades, visitando los servicios médicos forenses; hemos hecho todo lo humanamente posible, y nada. Hacemos cuanta cosa para atraer la atención de las autoridades y de algunas asociaciones, incluso internacionales, para que nos apoyen y presionen para que las busquen. Nos dicen, ‘estamos buscando’, pero ya pasaron cuatro años y medio y no tengo noticias”. Su esposa, Josefina Campillo, y sus dos hijas, Johana Monserrat y Karla Verónica, junto con la empleada doméstica Araceli Utrera, fueron secuestradas de su domicilio.
Otro caso es el de Silvia Ortiz Solís, cuya hija Silvia Stephanie Sánchez Ortiz desapareció el 5 de noviembre de 2004 en Torreón, Coahuila.
A lo largo de años de búsqueda junto con su esposo, Óscar Sánchez Viesca, soportó que se mencionara que su hija apareció en una fotografía con Heriberto Lazcano, el abatido líder de Los Zetas.
La imagen “la publicaron en Facebook, y mucha gente me decía, ‘Silvia, es tu hija’. Cuando yo la vi me di cuenta que, aunque hace muchos años que no la veía, no era su nariz y sobre todo no estaba la cicatriz en la ceja… Pero luego un medio de comunicación dijo que era Stephanie y se armó el revuelo”.
En el foro se sumaron más casos, como el de Julia Alonso Carbajal, madre de Julio Alberto López Alonso, quien desapareció el 12 de enero de 2008 en Santiago, Nuevo León. También, el de Irma Leticia Hidalgo, madre de Roy Rivera Hidalgo, estudiante desaparecido el 11 de enero de 2010 en San Nicolás.
Julia Alonso Carbajal, que forma parte de Ciencia Forense Ciudadana, dijo que trabajan en la consolidación de un registro nacional ciudadano de personas desaparecidas y de una base de datos de ADN de familiares.
Mencionó que la desaparición de personas se ha agudizado en el país y es un problema que no es atendido.