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Desconocemos todo lo que se negoció, alertan representantes de la pequeña empresa

ATP favorece a monopolios y genera competencia desigual

Refuerza la protección intelectual para grandes corporaciones y deja indefensos a campesinos

Significa someter a un trato de iguales a quienes son desiguales, advierten asesores

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ayer en una reunión con líderes agrícolas en el Departamento de Agricultura, en WashingtonFoto Ap
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El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se ve en el monitor durante una conferencia en Tokio sobre la firma del Acuerdo TranspacíficoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de octubre de 2015, p. 20

El Acuerdo Transpacífico (ATP), negociado en secreto por gobiernos de 12 países, entre ellos el de México, apunta a extender las protecciones monopolistas a la industria farmacéutica o a generar condiciones de competencia desigual entre campesinos de un país en desarrollo frente a los de naciones industrializadas con elevados subsidios al campo. Desconocemos todo lo que se negoció, dijo Alejandro Salcedo, presidente de la Asociación Latinoamericana de la Pequeña y Mediana Empresa (Almpyme), sector que genera nueve de cada diez empleos en el país.

Según lo poco que se conoce hasta ahora del acuerdo firmado el lunes pasado en Atlanta, Estados Unidos, el ATP refuerza los derechos de protección intelectual para las grandes corporaciones, como las agrícolas, lo que deja en indefensión a campesinos, por ejemplo, frente al uso de semillas modificadas genéticamente.

El acuerdo significa someter a un trato de iguales a quienes son desiguales, comentó Héctor de la Cueva, miembro del Centro de Acción Laboral y Asesoría Sindical y de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio.

El campo mexicano está devastado y en esa condición van a poner en práctica reglas más rígidas de propiedad intelectual, expuso. Es el caso del maíz transgénico. Las compañías que producen las semillas genéticamente modificadas se asumen dueñas de ese maíz, nadie más puede usar las semillas sin comprárselas, ejemplificó.

Un acuerdo como el ATP puede ser visto como una versión más amplia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994 entre México, Estados Unidos y Canadá.

Esos acuerdos implican someter a los países a regulaciones internacionales que están por encima de las leyes locales en temas como la protección de inversiones, lo que significa que una empresa puede demandar a un país si, por ejemplo, rechaza una inversión contaminante, como ya ocurrió en México con Metalclad, que demandó al gobierno mexicano al amparo del TLCAN cuando fue prohibida la construcción de un vertedero de desechos tóxicos.

Para Alejandro Salcedo, presidente de la Alampyme, la firma por el gobierno de un acuerdo de liberalización comercial sobre el que la industria no tuvo información genera incertidumbre a la planta productiva. Con este gobierno no se nos consulta nada, sostuvo.

Una mayor apertura, bajo reglas similares a las del TLCAN, tendrá una afectación en ramas industriales como las relacionadas con la metalmecánica o en la producción de básicos, consideró.

Al no conocerse el acuerdo negociado por el gobierno, la industria nacional no tuvo forma de hacer saber sus puntos de vista o preocupaciones; no conocemos nada de un tratado que va a influir en varios sectores, lo que pone en situación de total indefensión a la industria mexicana, apuntó Salcedo.

Nuevos mercados para productos estadunidenses

Este martes, el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, inició campaña para lograr la aprobación del público y del Congreso de su país al ATP.

El acuerdo, dijo el mandatario durante una reunión con dirigentes empresariales, será una forma de derribar barreras para dar a los empresarios y trabajadores estadunidenses acceso a nuevos mercados.

Líderes sindicales dejaron en claro que la postura de los candidatos presidenciales en Estados Unidos en torno al Acuerdo Transpacífico será uno de los elementos que ayudarán a decidir si esa persona debe ser apoyada o no. Si bien los sindicatos han perdido mucho peso político al mermar sus miembros, sus comités de acción política donaron más de 60 millones de dólares a las campañas políticas en las elecciones de 2012 y 90 por ciento de esa suma fue a los demócratas, según el Center for Responsive Politics.

Chris Shelton, presidente de Trabajadores de las Comunicaciones de Estados Unidos, dijo que ese sindicato pasará factura a aquellos miembros del Congreso que apoyen este regalo al uno por ciento, en alusión a los más ricos del país.

Tom Buffenbarger, presidente de la Asociación de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales, afirmó que esta es una propuesta muy seria y peligrosa, y quienes estén dispuestos a aceptar otro pacto comercial pensando que es bueno para el país, serán blanco de nuestros esfuerzos para desbancarlos.